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Investigación

La contaminación atmosférica se asocia a una mayor duración de síntomas de la COVID persistente

Un nuevo estudio explora la relación entre diferentes exposiciones ambientales y el síndrome de COVID persistente en una cohorte de población catalana

27.11.2024
Foto: canva

La exposición a contaminantes atmosféricos (PM2,5 y PM10) se asocia con una mayor duración de síntomas de la COVID persistente, en parte debido a su impacto en la gravedad de la infección aguda. Esta es la principal conclusión de un estudio liderado por el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), centro impulsado por la Fundación ”la Caixa”, en colaboración con el Instituto de Investigación Germans Trias i Pujol (IGTP), y publicado en Environmental Health Perspectives.

La COVID persistente es una enfermedad heterogénea en la que síntomas como la fatiga, la dificultad en respirar y los problemas cognitivos persisten durante meses tras una infección por COVID-19 y no pueden explicarse por otros diagnósticos. La carga real de la COVID persistente es aún incierta, pero se calcula que afecta a millones de personas en todo el mundo. Tampoco se conocen bien sus factores de riesgo, ya que incluso las personas con síntomas leves o asintomáticos durante la infección aguda pueden desarrollar una COVID persistente.

“Anteriormente mostramos que la exposición a la contaminación atmosférica está relacionada con un mayor riesgo de enfermar gravemente por COVID-19 y con una menor respuesta a la vacuna, pero hay muy pocos estudios sobre el efecto del medio ambiente en la COVID persistente”, explica Manolis Kogevinas, investigador de ISGlobal. En este estudio, él y sus colegas investigaron si la contaminación atmosférica y otras exposiciones ambientales, como el ruido, la luz artificial nocturna y los espacios verdes, estaban asociadas con el riesgo -o la duración- de la COVID persistente.

El estudio siguió a más de 2.800 adultos de la cohorte COVICAT, de entre 40 y 65 años que vivían en Cataluña y que completaron tres cuestionarios en línea (2020, 2021 y 2023) durante la pandemia. Estas encuestas recogieron información sobre infecciones por COVID-19, estado de vacunación, estado de salud y datos sociodemográficos. Además, el equipo investigador calculó la exposición residencial al ruido, las partículas, el ozono, el dióxido de nitrógeno, los espacios verdes y la luz artificial nocturna para cada participante.

Factores de riesgo de la COVID persistente

El análisis mostró que una de cada cuatro personas que contrajeron COVID-19 experimentaron síntomas persistentes durante tres meses o más, y un 5% experimentó síntomas que duraron durante dos años o más. Las mujeres, las personas con niveles educativos más bajos, aquellas con condiciones crónicas previas y quienes tuvieron una COVID-19 grave presentaron mayor riesgo de desarrollar COVID persistente. La vacunación, por otro lado, tuvo un impacto positivo: solo el 15% de los participantes vacunados desarrollaron COVID persistente, en comparación con el 46% de los no vacunados. 

Contaminación atmosférica y persistencia de síntomas

La exposición a partículas en el aire (PM2,5 y PM10) se asoció con un ligero aumento del riesgo de COVID persistente de larga duración (es decir, personas que informaron tener COVID persistente en 2021 y cuyos síntomas seguían presentes la última semana antes de la entrevista de 2023). El riesgo de COVID persistente de larga duración aumentó de forma lineal con mayores niveles de exposición a las partículas en suspensión. En contraste, factores como la proximidad a espacios verdes o el ruido del tráfico apenas influyeron en la duración de la COVID persistente. 

El equipo investigador señala que, si bien es posible que la contaminación atmosférica no sea una causa directa de la COVID persistente, sí podría aumentar la gravedad de la infección inicial, lo que, a su vez, eleva el riesgo de COVID prolongada. “Esta hipótesis se ve respaldada por la asociación entre las partículas en suspensión y los casos más graves y duraderos de COVID persistente, pero no con todos los casos”, afirma Apolline Saucy, primera autora del estudio.

Se necesitan más investigaciones para desglosar los distintos tipos de síntomas persistentes y obtener una imagen más detallada de cómo pueden influir los factores ambientales. “Este tipo de estudios es especialmente relevante a medida que más personas siguen recuperándose de la COVID-19 y lidiando con sus posibles efectos a largo plazo”, afirma Kogevinas.

Acerca de COVICAT

La cohorte COVICAT es una cohorte basada en la población de COVID-19 diseñada para caracterizar el impacto sanitario de la pandemia de COVID-19 en la población de Cataluña. Los datos de referencia proceden del proyecto GCAT (Genomas para la Vida) del Instituto de Investigación Germans Trias i Pujol (IGTP).

Referencia

Saucy A, Espinosa A, Iraola-Guzman S, Castaño-Vinyals G, Harding BN, Karachaliou M, Ranzani I, De Cid R, Garcia-Aymerich J, Kogevinas M. Environmental exposures and Long-COVID in a Prospective Population-Based Study in Catalonia (COVICAT study). Environmental Health Perspectives. 2024. https://doi.org/10.1289/EHP15377