La capacidad de detectar infecciones por malaria en mujeres embarazadas se ve afectada por factores diferentes a la inmunidad
Un estudio realizado en Mozambique a lo largo de tres años muestra que la densidad parasitaria en mujeres primigrávidas decae al decaer la transmisión de la enfermedad, sin cambios aparentes en los niveles de anticuerpos contra el parásito
15.11.2022Un estudio en mujeres embarazadas muestra que, en mujeres primigrávidas (primer embarazo), hay un mayor porcentaje de infecciones detectables y con impacto clínico que en mujeres con dos o más embarazos (multigrávidas), sobre todo en regiones con elevada transmisión de la enfermedad. Cuando la transmisión decae, la densidad parasitaria en mujeres primigrávidas también decae, contrario a lo que sucede con mujeres multigrávidas. Estos hallazgos sugieren la existencia de factores no inmunológicos en el control de las infecciones. Los resultados del estudio, liderado por ISGlobal, centro impulsado por la Fundación “la Caixa”, y el CISM, tienen varias implicaciones de salud pública, incluyendo la eficiencia de detección de infecciones por malaria y por tanto el poder dar el tratamiento adecuado.
La capacidad de detectar una infección por malaria depende en gran medida de la densidad de parásitos. Aquellas infecciones con una densidad muy baja pueden escapar a los métodos de diagnóstico comúnmente utilizados (microscopía o tests rápidos de antígenos). Se piensa que la densidad de parásitos depende de factores del huésped, y en particular del nivel de inmunidad contra el parásito. “Sorprendentemente, en zonas donde la transmisión del parásito es baja, y por lo tanto donde se espera que la inmunidad sea poca, prevalecen las infecciones de baja densidad,” dice Alfredo Mayor, investigador de ISGlobal y el CISM, y coordinador del estudio. “Esto sugiere que hay otro factor, independiente de la inmunidad, que afecta la densidad parasitaria”, añade.
Para mejor entender la relación entre intensidad de transmisión, densidad parasitaria e inmunidad, Mayor y su equipo realizaron un estudio prospectivo en el cual, a lo largo de tres años (del 2016 al 2019), cuantificaron infecciones por P. falciparum con métodos moleculares (PCR), así como anticuerpos antiparasitarios en mujeres embarazadas que acudían a su primera visita antenatal. En particular, midieron un tipo de anticuerpos protectores que solo se generan tras el primer embarazo, a raíz de la infección placentaria. Las 6.471 mujeres que participaron en el estudio vivían en tres regiones del sur de Mozambique con diferente intensidad de transmisión de la enfermedad: Ilha Josina, con transmisión elevada a moderada; Magude, donde la transmisión pasó de moderada a baja gracias a un proyecto de eliminación; y Manhiça, donde la transmisión siempre ha sido baja.
Analizamos las muestras con el objetivo de probar la hipótesis de que la inmunidad adquirida por el embarazo es el principal factor que controla densidades parasitarias en mujeres que ya han tenido más de un embarazo, mientras que otros factores independientes de la inmunidad intervienen en mujeres embarazadas por primera vez, que carecen de dicha inmunidad,” explica Mayor.
Los resultados obtenidos confirman dicha hipótesis. Las densidades parasitarias más elevadas (y por lo tanto más fáciles de detectar) fueron en mujeres primigrávidas en Ilha Josina. Dichas infecciones, además de ser detectables, tenían un impacto clínico relevante (las mujeres tenían menos hemoglobina). A lo largo de los tres años, la transmisión de la enfermedad en la zona fue disminuyendo (de alta a moderada) y con ello las densidades parasitarias también fueron disminuyendo en las mujeres primigrávidas, a pesar de que los niveles de anticuerpos se mantuvieron estables. “Esto sugiere que hay otros factores, independientes del nivel de inmunidad, que determinan la densidad parasitaria en zonas donde la transmisión decae rápidamente,” explica Gloria Matambisso, primera autora del estudio. En cambio, en mujeres multigrávidas (dos o más embarazos) se observó lo contrario: un aumento de densidades parasitarias a medida que fue disminuyendo la transmisión. Esto es de cierto modo esperable, ya que reducciones en transmisión conllevan menos riesgo de infección y por tanto menor probabilidad de adquirir inmunidad contra el parasito.
Aunque se necesitan más estudios para identificar cuáles son los factores “no-inmunológicos” que regulan la densidad parasitaria en mujeres primigrávidas, las y los autores señalan que estos hallazgos tienen importantes implicaciones a nivel de salud pública. Primero, la eficiencia de las herramientas diagnósticas actuales para detectar infecciones de P. falciparum depende de la intensidad de transmisión y si es el primer embarazo o no. Segundo, que las infecciones pueden tener un peor impacto en mujeres multigrávidas cuando la transmisión decae rápidamente. “Este estudio también resalta el valor de monitorizar las infecciones de malaria en mujeres embarazadas, ya que nos permite detectar cambios geográficos y temporales en la población general,” señala Mayor.
Referencia
Matambisso G, Brokhattingen N, Maculuve S, et al. Gravidity and malaria trends interact to modify P. falciparum densities and detectability in pregnancy: a three-year prospective multi-site observational study. BMC Medicine. 2022. doi: 10.1186/s12916-022-02597-6