El sexto simposio predoctoral de ISGlobal pone el acento en la conciencia ambiental y el bienestar emocional
Alrededor de sesenta investigadores han participado en este evento organizado por y para los estudiantes de doctorado
15.11.2019La función pulmonar en la infancia, el efecto de las radiaciones electromagnéticas en el neurodesarrollo o el rol de la epigenética en el ciclo de la malaria son algunas de las temáticas desarrolladas durante el 6º Simposio de Doctorado de ISGlobal. Esta iniciativa, dirigida a crear sinergias entre la comunidad investigadora, se celebró este miércoles en la Facultad de Medicina Ciencias de la Salud de la Universidad de Barcelona y contó con la participación de casi sesenta asistentes.
“En los últimos 4 años, más de cien investigadores predoctorales han desarrollado su tesis en ISGlobal”, destacó el director del centro, Antoni Plasència, durante su bienvenida al acto. “Los estudiantes de doctorado son una pieza clave para un centro de investigación y traslación como el nuestro. Por eso, hemos puesto en marcha algunas iniciativas para facilitar vuestro trabajo a distintos niveles”. Entre estas iniciativas se encuentran las Career Talks, organizadas junto al Centro de Regulación Genómica (CRG), y la creación de becas de movilidad, que estarán disponibles en los próximos meses. “La comunidad de ISGlobal tiene la voluntad de apoyaros y abriros camino en un proceso que no siempre es fácil”, aseguró.
Acto seguido, el ponente invitado Ryan Armstrong dio paso a la conferencia inaugural, centrada en el bienestar de los investigadores predoctorales. “Cuando decidís emprender un doctorado, iniciáis un programa en el que el riesgo de desarrollar ansiedad o depresión es entre cinco y seis veces mayor que en el resto de opciones profesionales. De hecho, uno de cada tres estudiantes de doctorado en Europa padece una de estas patologías”. Armstrong proporcionó herramientas para facilitar la salud mental y alcanzar el bienestar emocional durante el proceso de doctorado.
Tras la conferencia inaugural, los participantes en el simposio presentaron su trabajo en formato de microcharlas clásicas y también en formato chalk talks. En estas últimas, los ponentes, además de exponer oralmente su trabajo, debían ilustrarlo con dibujos a rotulador sobre una pizarra. Aquellos investigadores que no pudieron asistir al simposio participaron virtualmente, mediante vídeos preparados con anterioridad. Cada una de las charlas era evaluada por los asistentes a través de una herramienta digital y al final del día se escogió a los ganadores de cada formato:
- 1.er Premio Exposición Oral (800 €): Alicia Abellán
- 2.º Premio Exposición Oral (650 €): Elena Marbán
- 3 .er Premio Exposición Oral (300 €): Berta Grau
- Chalk talks (cuatro premios de 300 € cada uno): Anastasia Pickford, Cristina Vert, Alba Cabré y Laura Delgado
- Vídeos (dos premios de 450€ cada uno): Carlos Ratia y Laura Pérez
Con el objetivo de mejorar sus dotes comunicativas, los organizadores del simposio invitaron a Big Van a ofrecer un taller de comunicación científica. Este colectivo tiene la misión de fomentar la cultura científica y las llamadas vocaciones STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas) mediante formatos disruptivos, como los monólogos de comedia o las obras de teatro.
La jornada cerró con una sesión conducida por Jordi Sunyer, jefe del Programa de Investigación de Infancia y Medio Ambiente, centrada en el desarrollo de acciones de ámbito “glocal” (pensamiento global y actuación local).
Una edición marcada por la sostenibilidad
La sostenibilidad y la conciencia ambiental fueron la marca distintiva en la edición 2019 del simposio. Conscientes del impacto que los congresos y las reuniones científicas ejercen habitualmente sobre el medio ambiente, los organizadores del acto dieron un paso adelante para evitarlo. Así, se redujo a cero el número de impresiones en papel, empezando por la sustitución de las clásicas poster sessions por chalk talks. La comida ofrecida durante el desayuno fue vegetariana y aseguraba quilómetro cero, y las etiquetas utilizadas por cada participante para indicar su nombre estaban hechas de semillas que después podían plantarse.