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Voces de resiliencia. La salud de los inmigrantes en un Sudán desgarrado por la guerra

19.6.2024
Sudan UN Albert Gonzalez Farran
Foto: ONU /Albert Gonzalez Farran

El estallido de la guerra en Sudán ha provocado una grave crisis humanitaria y desplazamientos masivos. Las personas desplazadas se enfrentan a mayores riesgos de salud.

 

Soy Mahmoud Hilali, académico sudanés e investigador activo en salud migratoria. Trabajo como profesor asistente de epidemiología para el Instituto Nacional de Enfermedades Transmisibles del Nilo Azul, un instituto afiliado a la Universidad de Gezira, en Sudán. Me incorporé al MENA Migration Health Consortium en 2021 y desde entonces he centrado mis investigaciones en el ámbito de la migración y la salud. Las comunidades migrantes requieren una atención considerable por parte de los gobiernos y la comunidad internacional, y mi equipo y yo creemos que una mejor información sobre la migración y la salud permitirá implementar intervenciones de salud pública efectivas y de impacto. Esta es nuestra aspiración mientras desarrollamos la herramienta de perfil nacional de migración y salud (MHCPt, por sus siglas en inglés).

 

El estallido de la guerra en Sudán el 15 de abril de 2023 ha provocado una grave crisis humanitaria y desplazamientos masivos. Según la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR), 5,4 millones de personas han sido desplazadas internamente, mientras que 1,4 millones se dirigen a destinos internacionales en busca de seguridad. Los desplazados son más vulnerables a los riesgos sanitarios y se enfrentan a obstáculos para acceder a los servicios de salud.

Los combates comenzaron en Jartum, capital de Sudán y hogar de unos 12 millones de personas. Pronto la guerra se extendió a otros estados de Sudán, desde la región más occidental de Darfur hasta los estados del centro de Sudán cercanos a Jartum. La situación no sólo conllevó los horrores del desplazamiento, sino también graves víctimas civiles debido a la escalada del infierno y la violencia. Desde el 20 de mayo de 2023 se están llevando a cabo negociaciones de paz para detener el fuego y abrir corredores seguros para la ayuda humanitaria, pero no se ha logrado ningún avance tangible.

Aunque las negociaciones están en marcha, ¿conseguirá esto calmar a quienes viven bajo el infierno y evitar nuevos desplazamientos?

Lamentablemente, la crisis de Sudán tiene otra dimensión: millones de personas están atrapadas en zonas de conflicto activo, rodeadas de incendios indiscriminados, mientras aumentan sus necesidades. Los principales hospitales llevan cerrados más de un año en Jartum, y más de seis meses en Wad Medani, la capital del estado de Gezira, donde el grueso de los desplazados internos--sobre todo los que tienen necesidades sanitarias especiales- han encontrado refugio y asistencia humanitaria básica. El Grupo de Trabajo sobre Refugiados (GTR), un organismo de coordinación dirigido por la ONU con ACNUR, la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y la Organización Mundial de la Salud (OMS) como organismos principales, en colaboración con varias partes interesadas nacionales sudanesas, realizó una importante inversión en Wad Medani. Por desgracia, esta inversión se perdió cuando la guerra se extendió al estado de Gezira y los principales centros sanitarios cerraron o perdieron a su personal en activo.

Si abandonara su hogar para trasladarse al barrio o pueblo cercano más seguro, ¿se consideraría desplazado interno?

El Ministerio Federal de Sanidad sudanés se esforzó por restablecer los programas de salud pública para el control y la prevención de enfermedades. Estos esfuerzos son únicos, dadas las circunstancias de movilización continua de personas de un lugar a otro en busca de seguridad. Ninguna matemática simple podía permitir a las partes interesadas evaluar, ajustar la preparación e implementar respuestas de salud pública adecuadas. Dado que el personal internacional de organismos como la ONU ha sido evacuado de Sudán, y la mayor parte ha regresado a sus países de origen, sólo queda personal crítico.

Quizá necesitemos ecuaciones especiales de planificación y solidaridad en tiempos de guerra, pero ¿quién las tiene?

Según ACNUR, 500.000 sudaneses de distintos estados del país han llegado sanos y salvos a Egipto. Mientras tanto, Chad recibió a un importante número de refugiados tras los ataques étnicos en el estado de Darfur Occidental. Los Emiratos Árabes Unidos también ofrecieron a los sudaneses un visado de crisis de un año, renovable sin penalización. Países como Chad, Arabia Saudí, Qatar, Etiopía y el sultanato de Omán también han recibido a miles de sudaneses, pero no bajo la clasificación de migrantes, sino que llegaron a estos países como turistas, como visitantes de sus familias o con permisos de trabajo, aunque estos permisos no vayan acompañados de un contrato laboral.

¿Serviría de algo estar en un destino internacional sin estatuto de migrante y, por tanto, sin la intervención legal de las autoridades de migración o las organizaciones humanitarias? ¿Sería posible el acceso a la atención sanitaria y al refugio?

A pesar de los esfuerzos en curso, la trágica situación de Sudán subraya la urgente necesidad de dar prioridad a la salud de las personas desplazadas dentro de Sudán y de establecer un mecanismo de coordinación internacional con los países vecinos que acogen a los nuevos sudaneses vulnerables que llegan tras la guerra. Las respuestas nacionales e internacionales son igualmente importantes. Si abordamos las necesidades y los retos sanitarios específicos a los que se enfrentan tanto los desplazados internos como los migrantes internacionales, podremos trabajar en pro de la equidad sanitaria y prevenir nuevas catástrofes causadas por la guerra en curso en el país. La situación en Sudán, que ya se veía comprometida por la falta de financiación de los programas de salud pública, la escasez de personal sanitario y la inestabilidad permanente desde 2013, se ha vuelto mucho más complicada. Se hace necesario un compromiso extraordinario por parte del gobierno sudanés y la comunidad internacional para aliviar la carga que pesa actualmente sobre la salud, la seguridad y la prosperidad futura del pueblo sudanés. 

En el Día Mundial del Refugiado, ¿podrían los sudaneses esperar una mejora en breve de su estatus?