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Tuberculosis: ¡No más muertes infantiles!

24.3.2014
[Esta entrada ha sido escrita por los doctores Elisa López Varela y Alberto García-Basteiro, investigadores de ISGlobal en el Centro de Investigación en Salud de Manhiça (Mozambique)]
Shakira está malnutrida, tiene tuberculosis y está infectada por el Virus de la Inmunodeficiencia Humana (VIH). Hoy comenzamos su tratamiento, que ha de durar medio año  y que implica tomar cuatro pastillas cada día durante los próximos seis meses, además de otras tres  para evitar que el VIH acabe con su sistema inmunológico. Para una niña de 18 meses simplemente  tragar esos comprimidos es muy difícil, pero para su abuela  venir caminando cada semana  al centro de salud a recoger la medicación tampoco es nada fácil. A sus 70 años, se ha convertido en el sustento de la familia, pues su hija y su yerno, los dos contagiados de tuberculosis y VIH, están demasiado débiles para poder trabajar y dependen de ella para su alimentación, medicación y cuidado.
Esta situación que vive la familia de Shakira no es rara en Mozambique, donde  hay más de ciento cuarenta mil personas enfermas de tuberculosis,  de las cuales cerca del 60% están además infectadas con VIH. La tuberculosis es una de las enfermedades más antiguas de la humanidad, y sin embargo en países como Mozambique, continúa siendo una de las más vigentes y letales. Asociada al VIH, tiene un efecto devastador, siendo la principal causa de muerte en los pacientes VIH. 
“Hace más de 50 años que sabemos cómo curar la TB. Lo que ha faltado es el compromiso y los recursos para diagnosticar rápidamente a las personas con TB e iniciar el tratamiento que necesitan.” Así habló Nelson Mandela,  que sufrió la enfermedad durante su encarcelamiento y fue  un infatigable activista a favor de la lucha contra la tuberculosis.
La tuberculosis infantil ha sido una enfermedad olvidada durante muchos años y ha ocupado un puesto relegado en la lista de prioridades nacionales de los países endémicos. Sin embargo  cada día siguen muriendo doscientos niños por tuberculosis y cada año enferman medio millón de ellos en todo el mundo.  Muchos nunca llegan a iniciar tratamiento debido, en parte, a las dificultades en el diagnóstico de la TB infantil. Hoy en día sigue sin existir un test diagnóstico rápido y fiable que permita identificar esta enfermedad en los niños, que en muchos casos acaban sufriendo durante meses de una pérdida de peso, fiebre y tos, y fallecen de una enfermedad curable.  Además, la tuberculosis, perversamente asociada a peores condiciones socioeconómicas, perpetúa el círculo vicioso pobreza-enfermedad, imposibilitando el desarrollo y progreso de muchas familias.  También la superstición interviene. La abuela de Shakira nos explica que algunas personas no creen que la TB pueda afectar a  niños, y que cuando es así, lo atribuyen a transgresiones de los ritos de purificación, que desencadenan un castigo a las familias en forma de la enfermedad de sus niños.  Ella, sin embargo,  no piensa así,  por suerte está viendo recuperarse a su hija y sonríe cuando Shakira sale del hospital porque sabe que la niña se curará. Como tantas abuelas mozambiqueñas, es una luchadora que ha sobrevivido a una guerra civil, y que ahora ve cómo enfermedades como la TB o el VIH causan estragos entre los más jóvenes. 
Para erradicar la TB infantil hace falta mucho más que educación y prevención. Hace falta apoyar la investigación en nuevos tests diagnósticos y nuevos tratamientos adaptados para bebés y niños. Hacen falta recursos económicos (sólo el 30% de los fondos necesarios para I+D en TB durante  el periodo 2011-2015 están disponibles). Y hace falta un verdadero compromiso político  nacional e internacional para acabar con  esta enfermedad que afecta a los más pobres, los más indefensos, los más olvidados.