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Manu Prakash y su ciencia frugal

10.12.2024
Manu Prakash
Foto: Matiana González Silva - Manu Prakash durante la conferencia que abrió el encuentro científico de ISGlobal de 2024.

Tan entusiasmada estaba yo con la presentación del físico indio Manu Prakash durante el encuentro científico ISGlobal, que me puse a hacer fotos de sus diapositivas con la idea de mostrarlas, esa misma noche, a mis hijos a la hora de la cena. Quería compartir con ellos que un señor concibió un microscopio portátil de cartón plegado que puede fabricarse y repartirse por millares. ¡Qué idea más genial, la de servirse de la ciencia más sofisticada para desarrollar tecnologías simplísimas, y así ayudar a resolver problemas de salud en los sitios más necesitados del planeta! En concreto fotografié a Manu presentando la 'centrifugadora manual de sangre' que, inspirada en un juguete milenario, salió de su laboratorio: un par de hilos con un disco al centro que, al trenzarse y destrenzarse, lo ponen a girar con velocidad vertiginosa. Mis hijos tienen un juguetito de esos, modesto regalo —creo recordar— del ratoncito Pérez... 

Ya en casa, ya a la mesa, comencé a contarles:

"¡No me van a creer lo que escuché hoy en el Cosmocaixa! ¿Ven el juguetito que tienen, el que hace girar un disco cuando tensan los hilos? Pues hoy vi a un señor que utilizó ese mismo principio para diseñar un aparato que centrifuga sangre. Pega un tubito de sangre en el disco, lo hace girar, y así separa las diferentes células. Con eso puede diagnosticar enfermedades en lugares donde no hay electricidad. Todo lo que enseñó me hizo pensar un poco en Mark Rober”. 

Ingenua de mí.

Desde la altura de sus siete años, Diego me respondió:

“Sí, ya lo conocemos, mamá: eso se usa para la malaria. Yo vi en un video al señor con sombrero que sale en tu foto. Dijeron que el trasto cuesta 63 céntimos, y que se puede usar en cualquier sitio. Es muy barato."

La historia es la siguiente: hace ya tiempo que mis hijos son fans de un tal Mark Rober, un carismático ingeniero californiano que abandonó su carrera en la NASA para dedicarse al mundo del entretenimiento infantil o, si se quiere, de la divulgación científica práctica. Cada equis días, sube a YouTube los artilugios más rocambolescos, que él mismo fabrica en su laboratorio y los explica ante la cámara por el simple placer de ayudar a su público a “pensar como un ingeniero”. Y ocurre que invite a científicos amigos y almas afines a presentar cosas interesantes. Manu Prakash ha sido su invitado y mis hijos vieron ya el episodio.

La estupefacción de llegar tarde con la última noticia a mi propio hogar no me hizo desistir. Continué loando a Prakash, promotor de una ‘ciencia frugal’, que pensando desde las difíciles necesidades del terreno —no es casual que haya nacido en la India— desarrolla tecnologías muy simples que pueden utilizarse en zonas pobres, todo en aras de la ‘salud global’. Miramos pues en familia las fotos de mis amigas y colegas del trabajo observando microorganismos gracias al microscopio plegable (que mis hijos —¡ay!—también ya conocían), y les hablé de la fábrica de bolígrafos que Manu Prakash adaptó para manufacturar en masa ‘kits’ de diagnóstico molecular.

Mientras tanto, también apunté en mi cabeza que la siguiente mañana tendría que escribir a quien hiciera falta para pedir que, si acaso este hombre admirable vuelve a Barcelona, me aparten por favor un lugar en la mesa. Nada me gustaría más que seguir escuchando su proceso creativo y animarme a "pensar como una física frugal".