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El dengue: una epidemia global explicada

12.12.2023
7 datos dengue Home ENG

El calentamiento global lleva a que las enfermedades transmitidas por mosquitos, como el dengue, se estén extendiendo por todo el mundo.

 

[Este post lo han escrito Adelaida Sarukhan y Daniel Camprubí.]

 

Imagina una enfermedad que puede cambiar repentinamente tu ritmo de vida. Empieza con síntomas aparentemente leves, como fiebre y dolor de cabeza, pero en algunos casos puede convertirse en una enfermedad potencialmente mortal para la que no existe tratamiento específico. Ahora imagina que 4.000 millones de personas (la mitad de la población mundial) corren el riesgo de contraer la enfermedad.

El dengue, una infección vírica transmitida por mosquitos, se ha convertido en una alarmante epidemia mundial que afecta a millones de personas en todos los continentes. Aunque es posible que todos hayamos oído hablar de ella, el actual aumento de los casos de dengue exige más que nunca nuestra atención.

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Entendre millor la dinàmica del dengue: quant dura la immunitat?
Entendre millor la dinàmica del dengue:
quant dura la immunitat?
  Sospitosos habituals: 002 mosquit Aedes
Sospitosos habituals:
002 mosquit Aedes

 

¿Qué es el dengue y cómo se propaga?

El virus del dengue pertenece a la familia de los flavivirus, que también incluye otros virus transmitidos por vectores que causan enfermedades en humanos, como el del Zika, el de la fiebre amarilla y el del Nilo Occidental. Las infecciones pueden ser causadas por cualquiera de los cuatro serotipos del virus (DENV-1 a DENV-4), estrechamente relacionados.

El virus del dengue se transmite a los seres humanos a través de la picadura de mosquitos, aunque no de cualquier mosquito. Deben ser hembras infectadas y pertenecer a las especies Aedes aegypti o Aedes albopictus. Ambas especies son muy prolíficas y están bien adaptadas a vivir en estrecha asociación con los humanos. El único continente -hasta ahora- donde no se encuentran estos mosquitos es la Antártida. El Ae. aegypti se concentra en regiones tropicales y subtropicales, mientras que el Ae. albopictus (también conocido como mosquito tigre) se encuentra asimismo en latitudes más altas, como Europa, EE.UU. y Japón.

 


 

¿Cuáles son los síntomas y cómo se diagnostica?

No todas las personas desarrollan síntomas, pero los más comunes son fiebre, sarpullido, dolor (incluyendo dolor de cabeza detrás de los ojos) y fuertes dolores articulares. Los síntomas suelen durar entre 2 y 7 días. Aproximadamente una de cada 20 personas enfermas puede desarrollar dengue grave, que puede ser mortal si no se trata rápidamente. Los síntomas del dengue grave incluyen hemorragias por la nariz o las encías, vómitos, dificultad para respirar, hipotensión y fallo orgánico. Entre el 2% y el 5% de personas con dengue grave puede morir. Sin tratamiento, la mortalidad por dengue grave puede llegar al 50%.  

Las personas que se han infectado previamente con un serotipo específico desarrollan inmunidad frente a dicho serotipo pero tienen mayor probabilidad de desarrollar dengue grave si se infectan más tarde con un serotipo diferente, debido a que los anticuerpos existentes facilitan la entrada del virus a las células (un fenómeno llamado potenciación dependiente de anticuerpos o ADE). Los bebés y las mujeres embarazadas también corren mayor riesgo de padecer dengue grave.

El diagnóstico suele realizarse en el laboratorio mediante pruebas moleculares (amplificación del ADN vírico) o serológicas (detección de anticuerpos frente al virus). Existen pruebas rápidas para detectar el virus, pero su sensibilidad varía según el serotipo y dependiendo si es una infección primaria o secundaria. 

 

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Tratamiento y prevención del dengue

Todavía no existe un tratamiento específico para el dengue, aunque recientemente se anunciaron resultados prometedores para una tableta antiviral probada en un ensayo muy pequeño en humanos.

Actualmente hay dos vacunas autorizadas contra el dengue. La primera (Dengvaxia, de Sanofi) sólo se recomienda para personas que viven en zonas endémicas y ya han tenido una infección previa. La segunda, de Takeda, fue aprobada por la Agencia Europea del Medicamento (EMA) para su uso en personas mayores de cuatro años en zonas endémicas, así como para viajeros independientemente si ya tuvieron una infección o no. Esta vacuna también fue recomendada recientemente por el grupo de personas expertas de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para su uso en menores de 6 a 16 años que viven en zonas de alta transmisión.

Recientemente, se publicaron resultados de fase 3 muy prometedores para otra vacuna tetravalente desarrollada por el Instituto Butantán de Brasil. La vacuna, basada en virus vivo atenuado, demostró ser segura y muy eficaz para prevenir el dengue sintomático en niños y adultos, independientemente de que hayan tenido o no infecciones previas. 

La mejor medida preventiva sigue siendo evitar las picaduras de mosquitos (sobre todo durante el atardecer y amanecer, cuando el vector Aedes está más activo) mediante el uso de repelentes y ropa que cubra brazos y piernas, así como controlar las poblaciones de mosquitos vaciando regularmente los recipientes con agua, donde los mosquitos depositan sus larvas.

 


 

La situación mundial actual

La incidencia del dengue ha aumentado drásticamente en las últimas décadas. En lo que va de 2023, se han notificado más de 3,7 millones de casos de dengue y más de 2.000 muertes en todo el mundo. En Bangladesh, por ejemplo, el número de casos y muertes por dengue este año (>200.000 y >1.000, respectivamente) es superior al de todos los años anteriores juntos desde 2000. En Perú se ha registrado la peor epidemia en más de una década, con más de 150.000 casos y 252 muertes este año, muchos de ellos en menores de edad. Este aumento de casos no sólo se está produciendo en las regiones tropicales y subtropicales, donde el dengue es más común. También está ocurriendo en lugares como Europa y Estados Unidos, donde la transmisión local era poco frecuente.

 

¿El principal culpable? El cambio climático

El calentamiento global, aunado a la elevada movilidad internacional, hace que enfermedades transmitidas por mosquitos como el dengue, la malaria o el chikunguña, antes confinadas a los trópicos, se estén extendiendo por todo el mundo. En EEUU se han registrado 516 casos locales de dengue en lo que va de año. El sur de Europa es especialmente vulnerable, con 10 brotes locales diferentes y más de 100 casos reportados en este año (aunque esta cifra es seguramente mayor, ya que alrededor del 50% de infecciones son asintomáticas). España, que eliminó la fiebre amarilla y el dengue de sus ciudades portuarias hace más de 50 años, corre de nuevo el riesgo de una transmisión local sostenida debido a la propagación de mosquitos vectores y al aumento de la llegada de viajeros infectados. Sólo en Francia podría haber más de 3 000 casos al año en 2030 (frente a los 65 casos observados en 2022) si las temperaturas siguen aumentando al ritmo actual, según un análisis reciente.

¿Qué podemos hacer? A medida que aumenta el número y la distribución mundial de los casos de dengue, son fundamentales el control del vector y la sensibilización y acciones de la comunidad para reducir la propagación de la enfermedad. Algunas estrategias de control vectorial novedosas, como por ejemplo el liberar mosquitos infectados con Wolbachia (una bacteria que les protege de la infección por el virus) están dando resultados muy prometedores en áreas endémicas. El desarrollo de pruebas de diagnóstico rápido más sensibles, tratamientos específicos y otras vacunas eficaces, y sobre todo garantizar que sean asequibles y accesibles a quienes los necesitan, también será clave para reducir el impacto en salud de una enfermedad que ahora amenaza a la mitad de la población mundial. Sobra decir que reducir el impacto no sólo del dengue, sino también de otras enfermedades emergentes y reemergentes y de muchas otras amenazas para la salud, pasa en última instancia por tomar medidas significativas para revertir el cambio climático y la pérdida de la biodiversidad.

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