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Ciencia ciudadana: cuando la ciudadanía pasa de objeto a sujeto en la investigación

31.1.2023
Lab Ciudadano
Foto: Manuela Reyes Guerrero - Laboratorio Ciudadano de Salud Urbana en Trinitat Vella (Barcelona).

La ciencia ciudadana gana terreno. La idea es que las personas que han de beneficiarse de las investigaciones intervengan en ellas desde su concepción hasta su publicación y seguimiento. 

 

Un grupo de vecinas y vecinos de la Trinitat Vella, en la ciudad de Barcelona, se reúnen para abordar el impacto del urbanismo del barrio en la salud de sus habitantes. Aunque no ha sido un tema prioritario hasta el momento, son conscientes de la cantidad de tráfico que rodea al barrio, abrazado por algunas de las carreteras más transitadas de la periferia de Barcelona. Juan, que vive cerca de una concurrida plaza a las afueras del barrio, comenta el ruido que generan los 150.000 coches que circulan a diario apenas a 500 metros de su casa. Andrea, quien vive en el centro del barrio, menciona “la contaminación que sienten entrar por la ventana" cada vez que un coche para y deja el motor encendido en su calle.

 

Vídeo de Oscar Dhooge.

 

En estos encuentros, Juan, Andrea y el resto del vecindario discuten sobre ese modelo de movilidad o la falta de espacios verdes y descubren, con el acompañamiento de personal científico, los principales impactos que eso tiene sobre su salud. A raíz de estas conversaciones, debaten sobre los interrogantes que les plantean estos temas y comentan aspectos concretos que sería interesante investigar. Al final deciden centrarse en la calidad del aire y el ruido. Más tarde, organizan su investigación: cuándo y en qué lugares del barrio recogerán los datos, qué herramientas y sensores utilizarán, y cómo se repartirán el trabajo en función de su disponibilidad y su interés. Instalan los sensores en diferentes espacios públicos y privados y recogen los datos obtenidos. El resultado: un diagnóstico de la calidad del aire y el ruido en el barrio codiseñado y realizado de manera colaborativa.

Incluir en las investigaciones diferentes perspectivas (que tengan en cuenta la diversidad de género, generacional, profesional o socioeconómica), así como diferentes intereses y experiencias, mejora la calidad de los estudios y es básico para llevar a cabo proyectos plurales que mejoren realmente la vida de las personas

Imágenes del Laboratorio Ciudadano de Salud Urbana en el barrio de la Trinitat Vella de Barcelona. Fotos: Manuela Reyes Guerrero.

La ciencia ciudadana no ha de ser solo consultiva

Durante los últimos años, investigadoras e investigadores de todo el mundo han podido comprobar la importancia de que la ciencia sea más democrática. Incluir en las investigaciones diferentes perspectivas (que tengan en cuenta la diversidad de género, generacional, profesional o socioeconómica), así como diferentes intereses y experiencias, mejora la calidad de los estudios y es básico para llevar a cabo proyectos plurales que mejoren realmente la vida de las personas. Pero, ¡ojo!, esta inclusión no debe ser únicamente consultiva. El reto es no quedarnos en los niveles más básicos de la participación e ir un paso más allá: es necesaria una intervención plena de las personas que esperan beneficiarse de la investigación. Y cuando hablamos de plena nos referimos a activa y en todas las fases: desde la concepción inicial del proyecto hasta su publicación y seguimiento. De eso hablamos cuando hablamos de ciencia ciudadana.

El reto es no quedarnos en los niveles más básicos de la participación e ir un paso más allá: es necesaria una intervención plena de las personas que esperan beneficiarse de la investigación. Y cuando hablamos de plena nos referimos a activa y en todas las fases: desde la concepción inicial del proyecto hasta su publicación y seguimiento

 

El Laboratorio Ciudadano de Salud Urbana, proyecto impulsado por la Unidad de Cultura Científica de ISGlobal y explicado como ejemplo al inicio de este artículo, ha explorado nuevas aproximaciones a la investigación participativa. Financiado por la Fundación BIT HABITAT del Ayuntamiento de Barcelona y coimpulsado por LICHEN Innovación Social e ISGlobal, ha unido la ciencia ciudadana y la innovación social generando procesos, metodologías y resultados exitosos: diferentes personas unidas en un espacio colaborativo de experimentación, aprendizaje y práctica trabajando para construir un barrio más resiliente, saludable e inclusivo. El piloto de Trinitat Vella llega ahora a su fin, pero se abren en otros territorios nuevas oportunidades de réplica y ampliación a partir de las metodologías desarrolladas.

Todas aquellas personas que alguna vez fueron objeto de la investigación comienzan ahora a ser sus protagonistas. Es hora de pensar las preguntas, pero esta vez, de manera colectiva. La respuesta siempre será la ciencia ciudadana.

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