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Una nueva lista de patógenos prioritarios que podrían causar la próxima pandemia

29.8.2024
Lista patógenos
Foto: NIAID / Flickr - De izquierda a derecha y de arriba a abajo: virus de la viruela símica, partículas del virus de Marburgo, partículas del virus del dengue, virus de la fiebre hemorrágica Crimea-Congo, virus de la gripe aviar, partículas del virus del Ébola, partículas del virus del Zika y virus de la fiebre de Lassa.

El 30 de julio pasado, la OMS publicó su plan de I+D de enfermedades con potencial epidémico o pandémico, priorizando no solo patógenos individuales, sino también familias enteras.

 

El mundo tiene ahora una nueva lista, actualizada, de patógenos contra los cuales es necesario prepararse para prevenir futuras epidemias o pandemias. La lista forma parte del plan de I+D de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para acelerar el desarrollo de contramedidas médicas (pruebas diagnósticas, tratamientos y vacunas) para enfermedades con potencial epidémico o pandémico.

La novedad de esta lista con respecto a las establecidas en 2017 y 2018 es que pone el foco en familias enteras de virus o bacterias, en vez de en patógenos individuales. Además, para cada familia considerada un riesgo, se proponen “patógenos prototipo” para desarrollar diagnósticos, tratamientos y/o vacunas que podrían servir para otros patógenos de la misma familia. El objetivo de este enfoque es aumentar la capacidad de responder a amenazas desconocidas (la famosa enfermedad X) o poco conocidas.

El resultado es una lista más larga y completa con respecto a la de 2018, que consistía en una docena de patógenos. La nueva lista consiste en 34 patógenos prioritarios distribuidos en 16 familias, y 30 patógenos prototipo en 22 familias. Se identificaron además 34 patógenos X, que por el momento no presentan amenaza pero que podrían causar una pandemia si ocurren cambios en su transmisión o virulencia.

En el centro del plan I+D: la priorización de patógenos

El documento es el resultado de un proceso global en el que más de 200 científicos y científicas de 50 países revisaron a lo largo de dos años la evidencia disponible para 28 familias virales y un grupo de bacterias, con un total de 1.652 patógenos, para identificar, de manera consensuada, cuáles son las familias y patógenos con mayor potencial epidémico o pandémico.

 


 

No todos los patógenos tienen potencial pandémico

Miles de virus y bacterias pueden infectar al humano, y sin embargo, solo un número relativamente pequeño ha causado grandes epidemias o pandemias en la historia. Los grupos de trabajo usaron tres criterios para priorizar los patógenos que más merecen nuestra atención:

  • Transmisión: el modo de transmisión y la eficiencia de la misma, si hay transmisión asintomática, si tenemos cierto nivel de inmunidad frente al patógeno, entre otras.
  • Virulencia: la tasa de letalidad sin tratamiento, las secuelas graves, el riesgo de mutaciones que aumenten la letalidad, entre otras.
  • Contramedidas: la existencia – o no- de pruebas diagnósticas, tratamientos y vacunas para hacerle frente.

Doce familias virales de riesgo, 34 patógenos prioritarios

Tras dos rondas de revisión y consenso, cuatro familias de virus (anellovirus, papillamovirus, polyomavirus y herpesvirus) quedaron descartadas por considerarse de bajo riesgo (es decir, que no contienen a ningún patógeno prioritario). Para las 25 familias (24 virales, una bacteriana) y 185 patógenos restantes, se identificaron:

  • 34 patógenos prioritarios (5 de los cuales son bacterias), distribuidos en 16 familias. Se trata de patógenos para los cuales ya existe algo de conocimiento, y que se sabe son capaces de causar una emergencia sanitaria de preocupación internacional (PHEIC por sus siglas en inglés). A la lista de 2018, que incluía una docena de patógenos, se añaden por ejemplo la bacteria de la peste y los virus SARS-CoV-2, el de la viruela símica, y varios de influenza A, ya que han ocasionado emergencias sanitarias y las contramedidas existentes son insuficientes. Muchos de estos patógenos, aunque actualmente limitados a ciertas regiones geográficas, tienen el potencial de propagarse globalmente. Algunos tienen además el potencial de transmitirse eficientemente de persona a persona.
  • 30 patógenos prototipo distribuidos en 22 familias que se consideran de riesgo alto o moderado (es decir, que contienen por lo menos un patógeno prioritario). El objetivo es usar estos virus como modelo para desarrollar contramedidas que podrían servir para otros patógenos emergentes de la misma familia, así como promover la investigación de virus menos conocidos.
  • 34 patógenos X, que por el momento no presentan amenaza pero que podrían causar una pandemia si ocurren cambios plausibles en su transmisión o virulencia.

Evidentemente, no todos los patógenos identificados causarán pandemias, y es posible que alguno que no está en la lista cause serios problemas en el futuro. Las y los expertos recalcan la necesidad de revisar periódicamente estas listas teniendo en cuenta cambios globales, incluyendo el cambio climático, la urbanización, la deforestación, etc.

El documento subraya la necesidad de: i) investigar la biología, transmisión y patogénesis de las familias virales, especialmente de aquellas consideradas de alto riesgo por incluir varios patógenos prioritarios; ii) desarrollar contramedidas médicas para aquellas amenazas ya conocidas (patógenos prioritarios) como para aquellas potencialmente similares (patógenos prototipo), y iii) promover la investigación y desarrollo para hacer frente al “inevitable patógeno X”.

La importancia de la colaboración global

Al centro de este esfuerzo se encuentra el imperativo de colaboración para garantizar la resiliencia global frente a epidemia y pandemias; incluyendo una colaboración descentralizada que respalde los esfuerzos de investigación en áreas críticas de preparación y respuesta pandémica. El documento recalca la necesidad de invertir en investigación, desarrollo e innovación a escala internacional. Y la importancia de asegurar la calidad, la equidad en el acceso y la confianza en los productos (vacunas, tratamientos, diagnósticos) resultantes de dichos esfuerzos.

Tal como señala la comunidad científica, nunca hemos sido capaces de predecir cuál será el próximo patógeno emergente. Sin embargo, este plan de I+D, fruto de un esfuerzo global y consensuado, debería permitirnos responder mejor y más rápido al próximo patógeno pandémico, aunque hoy desconozcamos su identidad.