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“Si no se puede erradicar el pian, olvidémonos de otras enfermedades”

20.3.2013

Llegué a la remota isla de Lihir en el año 2010. Iba a ser el único médico para una población de 20,000 habitantes. En uno de mis primeros días de trabajo en esta pequeña isla de Papúa Nueva Guinea llegó a la consulta un niño de 7 años, Max, con úlceras diseminadas por todo el cuerpo. “Tiene pian” me dijo su madre. “Max lleva 3 meses sin ir a la escuela y juega solo rechazado por otros niños”. Sí, tenía pian y ya estaba desarrollando lesiones en los huesos de las manos y los brazos. El tratamiento común, la inyección de penicilina, es dolorosa – lo suficiente para que Max, igual que otros niños, volara hacia la jungla cuando vio a la enfermera acercarse. Investigamos durante 2 años para hallar la solución. Una sola dosis oral de un antibiótico económico -la azitromicina- bastaría para librar a los niños del pian, eliminaría las lesiones cutáneas causadas por esta infección y evitaría que la contagiaran a cualquiera que pudiera entrar en estrecho contacto con ellos. Además la azitromicina oral es más fácil de administrar y evita el riesgo de contagio de infecciones por jeringas no esterilizadas.

El pian lo produce una bacteria en forma de espiral, similar a la sífilis, afecta a más de 2 millones de niños y hasta 15 millones están infectados en las regiones más pobres del mundo. Tras el hallazgo de la eficacia de la azitromicina en 2012, la Organización Mundial de la Salud revisó las políticas de tratamiento que se elaboraron hace 60 años. La OMS comenzó una guerra sin cuartel contra el pian y decidió adoptar el objetivo de erradicarlo en 2020. Hoy, 20 de marzo de 2013, unos 80 representantes de países endémicos se reúnen en Ginebra (Suiza) para unir esfuerzos y coordinar la puesta en marcha de la campaña mundial de erradicación. Hace unas semanas publicábamos en The Lancet los detalles de la estrategia.

A diferencia de lo que ocurre con otras enfermedades, en el caso del pian el principal problema para su erradicación no es de índole científica. La nueva estrategia de erradicación se basa en la administración masiva de una dosis de azitromicina a poblaciones afectadas. En uno o dos años un país que haya implantado esta estrategia estará libre del pian con un coste de apenas 0,70 céntimos de dólar [0,52 euros] por persona. El pian cumple los criterios científicos para la erradicación. Sin embargo, tratándose de una infección olvidada, a menudo eclipsada por una larga lista de importantes enfermedades mortales como el sida, la tuberculosis o la malaria, la pregunta es: ¿Resultará fácil recaudar fondos? ¿Conseguiremos atraer el respaldo político necesario? Personalmente, creo que se trata de una ocasión única. Al fin y al cabo, si no podemos erradicar el pian, olvidémonos de erradicar otras enfermedades.

 

Esta entrada ha sido publicada simultáneamente con el blog 3500 millones de el diario El País.