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“Cuando ves a tantos niños con úlceras entiendes que es necesario hacer todo lo posible para acabar con esta epidemia”

29.7.2015

Este invierno pasado, la enfermedad del pian  estuvo en el punto de mira de los periodistas españoles a raíz de la publicación en el New England Journal of Medicine (NEJM) de un estudio que confirma que es posible erradicarla. La Organización Mundial de la Salud quiere hacerlo antes de 2020. La noticia, del pasado mes de febrero, generó un aluvión de entrevistas con Oriol Mitjà, uno de los investigadores de ISGlobal que lidera la investigación sobre esta enfermedad en la isla de Lihir, en Papúa Nueva Guinea.

Para mí la investigación debe aportar una mejoría en el estado de bienestar y de salud de las personas a las que tratoAprovechamos uno de estos días de verano caluroso en Barcelona para hablar con Oriol, quien llegó a Lihir hace ya cinco años. En su primer día en aquella isla en el verano del 2010 entró por la puerta de su consulta una niña con úlceras en la piel. El diagnóstico era pian, una enfermedad tropical que puede ser muy dolorosa, producir lesiones cutáneas y deformación de los huesos. En aquel momento solo se podía tratar con inyecciones de penicilina. Aquel día llevó a Oriol a dedicar los próximos cinco años a investigar esta enfermedad olvidada. En este tiempo, ha demostrado que se puede curar con una única dosis oral de azitromicina, un antibiótico barato y mucho más fácil de administrar que la penicilina.


Oriol Mitjà en la isla de Lihir. Photo by David Fontseca

¿Qué impacto ha tenido la publicación del estudio en el New England Journal?

Ha ayudado a reforzar el posicionamiento del pian en la agenda de la salud global y ha generado un nuevo interés por parte de varios organismos. Los investigadores somos la avanzadilla de esta carrera. Creamos las herramientas y luego tiene que venir el pelotón – los representantes de los países endémicos, las instituciones internacionales - que implementen los programas a nivel mundial.

 

Se ha generado mucho interés en el pian en los medios y has hecho una infinidad de entrevistas, ¿hay alguna pregunta que has echado en falta de parte de los periodistas?

Los periodistas habitualmente no se preguntan por los factores socio-económicos que predisponen a alguien a padecer el pian o que lo perpetúan, ni por las personas que lo sufren. El pian es una enfermedad que va de la mano de la pobreza. Y como se ve en Lihir, la pobreza es multidimensional. Hay factores ambientales, educativos y económicos. Sin acceso al agua potable, por ejemplo, hay más enfermedades diarreicas. Sin educación, muchos son iliteratos y no saben que tienen que lavar a sus niños o limpiarse la piel. Y por la falta de desarrollo económico, los aldeanos con frecuencia tienen que caminar más de una hora para llegar a los centros de salud, donde escasean los tratamientos más básicos.

 

Llevas cinco años tratando pacientes cada día en Lihir. ¿Hay algún caso que se te haya quedado grabado en la mente?

La enfermedad de pian es muy triste. Recuerdo el caso de un niño de 12 años que venía con inflamación de las muñecas y de los dedos de las manos. Tenía mucho dolor. Venía de una isla lejana a 4 horas en barca. Entró por urgencias, fui a verlo y cuando me vio se le cayeron las lágrimas, de susto y desesperación. Llevaba muchos días sin poder dormir y sin poder jugar. Con el tratamiento de la azitromicina, los huesos se desinflaman muy rápido y las úlceras desaparecen. Pronto mejoró. Cuando fuimos a verle a su casa, estaba jugando al pilla pilla.

Muchos médicos no investigan, y muchos investigadores no hacen práctica clínica. Tú haces ambas, ¿hay alguna tensión entre ellas?

Aunque mi trabajo sea principalmente la investigación, es necesario hacer un esfuerzo para que los resultados tengan un impacto en la realidadTanto la investigación como la práctica de la medicina son importantes y yo estoy en la frontera entre ambas. Para mí la investigación debe aportar una mejoría en el estado de bienestar y de salud de las personas a las que trato. Si estoy en la consulta y aparecen niños con úlceras tendré que ver qué está produciendo esas úlceras, y qué puedo hacer para solucionarlo. Es complejo encontrar el equilibrio entre los recursos que se asignan a una cosa u otra. Cuando los recursos son muy limitados es importante sacarles el mejor provecho.

 

Trabajar como médico en Papúa Nueva Guinea debe ser muy diferente a la práctica médica que hacías en Barcelona…

Como médico me encuentro con situaciones muy duras de personas que lo pasan mal y que acaban desarrollando enfermedades muy graves. Hay muchos momentos en que me pregunto ¿qué más podría hacer por esta persona?  En países pobres muchas personas mueren de forma prematura: niños o jóvenes que están comenzando a vivir.

 

Has hecho traslación de tus descubrimientos, divulgación y trabajo para recaudar fondos. Además de médico e investigador, tienes algo de activista. ¿Cómo lo compaginas todo?

Mi primer recuerdo de la isla es la imagen que ves al llegar en una avioneta de hélices: una vegetación densa rodeada por agua turquesa. Cuando vas a las escuelas y ves a tantos niños con úlceras entiendes que es necesario hacer todo lo que sea posible para acabar con esta epidemia. Y el ver que pueden mejorar, es lo que te anima a seguir adelante.  Los niños deberían estar sanos. Aunque mi trabajo sea principalmente la investigación, es necesario hacer un esfuerzo para que los resultados tengan un impacto en la realidad.

 

Por último, ¿cómo describirías Lihir, para los que no hemos estado nunca?

Mi primer recuerdo de la isla es la imagen que ves al llegar en una avioneta de hélices: una vegetación densa rodeada por agua turquesa. Las aldeas están en zona costera y las casas están hechas de caña de bambú. Al anochecer, cuando los niños han regresado de las escuelas y las madres vuelven del bosque cargadas con cocos o tubérculos, encienden un fuego comunitario para toda la aldea. Calientan la piedra y cocinan el arroz, vegetales y tubérculos. Si es un día especial igual hay algo de proteína, pero no es lo habitual. Y así es la aldea típica de Lihir. No hay industria en la isla, viven de lo que recogen y hasta ahora, de la caza de cerdo salvaje. La agricultura y ganadería tan solo está llegando y con la mina, comienza a haber un poco más de comercio.