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Salud planetaria en la Amazonia boliviana

30.10.2024
Salud planetaria en la Amazonia boliviana
Foto: Shannon O'Brien - José Luis Beyuma Piluy, de la comunidad de Santa María en Riberalta, se sube a un árbol de açaí.

En los últimos veinte años, Bolivia ha perdido el 12% de la cubierta forestal que tenía a principios del siglo. Sin embargo, no se ha estudiado bien el impacto que este cambio ha tenido en las comunidades y el medio ambiente.

 

[De enero a junio de 2024, Shannon O'Brien, en ese momento técnica de ISGlobal, viajó a Riberalta (Bolivia) para investigar el impacto de la deforestación en la salud humana e implementar un curso, junto con socios locales, sobre Salud planetaria en la Universidad Autónoma del Beni - José Ballivián (UAB-JB).]

Se ayudaba de nada más que un lazo (cortado de lo que parecía ser una bolsa de mercado) alrededor de sus pies. Observé con asombro cómo subió más de 20 metros por un tronco cada vez más delgado, hasta casi desaparecer en la copa. En cuestión de minutos había llegado a la cima, donde se aferró al árbol con un brazo y, con el otro, cortó hábilmente dos ramas abultadas de açaí. Conquista en mano, se deslizó de regreso y en segundos sus pies aterrizaron suavemente sobre la tierra alfombrada de hojas. Se trataba de uno de nuestros anfitriones.

Era junio de 2024 y yo me encontraba en la Amazonia boliviana, realizando un proyecto coordinado conjuntamente por ISGlobal y Medicus Mundi Mediterráneo (MMMed). Junto a socios locales, estaba ayudando a implementar un curso de salud planetaria en la UAB-JB, además de investigar el impacto que la deforestación de la Amazonia boliviana (que cubre alrededor de la mitad de la superficie del país) ha tenido sobre la salud de la población.

De izquierda a derecha y de arriba abajo: 1. Vista matinal del Lago Tumichucua. 2. Cosechando el açaí. 3. Freddy Beyuma Piluy y Edward Flores Villanueva explicando algunas de las propiedades de las plantas amazónicas. 4. La “castaña” o “almendra”, conocida también como nuez de Brasil fuera de Bolivia. 5. Jaime Antonio Cortez Vallejo durante la visita a la comunidad de Santa María, con Jimena Isabel Clavijo Velarde y Alcira Justiniano Dorado (ingeniera con iiFA) al fondo. Fotos: Shannon O'Brien.

Pero, ¿qué es la salud planetaria y por qué es importante?

Para responder a esta pregunta, reflexionemos sobre el desarrollo que hemos experimentado los seres humanos durante el último siglo. En conjunto (aunque millones de personas todavía viven en la pobreza extrema), hemos mejorado drásticamente: hay más personas alfabetizadas, la esperanza de vida ha aumentado, la tasa de mortalidad infantil ha disminuido, etc.

Pensemos ahora en nuestro planeta durante este mismo período de tiempo. Si lo consideramos como un paciente, cuyas enfermedades son los problemas a los que se enfrenta, podemos ver que nuestro hogar durante el último siglo ha ido enfermando cada vez más: el mar pierde cantidades exponenciales de vida marina, los corales se blanquean, las poblaciones de vida silvestre han disminuido en un 70% en 50 años, los glaciares se están derritiendo, los ríos se están secando... y la lista sigue y sigue.

¿Cómo es posible que nosotros ganemos en salud mientras nuestro planeta se va poniendo enfermo?

Entonces, ¿cómo es posible que nosotros ganemos en salud mientras nuestro planeta se va poniendo enfermo? El concepto de salud planetaria surge de esta paradoja: sostiene que hemos mejorado el desarrollo humano A COSTA del medio ambiente, y que estamos llegando a un punto sin retorno en términos de degradación ambiental, en el que nuestro planeta ya no podrá soportar tal crecimiento. En otras palabras, estamos tomando la salud de las generaciones futuras para lograr avances en el presente.

Estábamos allí para aprender

Fue por la salud planetaria por lo que visité la comunidad de Santa María en las afueras de Riberalta en un día caluroso y húmedo de junio. Dado que convertir bosques en pasto para la ganadería genera el 60% de la deforestación del país (la agricultura representa otro 30%), estábamos allí para aprender cómo la comunidad maneja su bosque de manera sostenible y logra beneficios económicos sin quemarlo. Por ejemplo, cosecha y procesa frutas tropicales como el açaí, además de otros superalimentos como la nuez de Brasil (llamada localmente almendra o castaña), que necesitan bosques intactos y sanos para sobrevivir.

Convertir bosques en pasto para la ganadería genera el 60% de la deforestación del país

Este no es un asunto menor, ya que Bolivia lidera las exportaciones mundiales de nueces de Brasil, por delante de Brasil (que le da el nombre), con más del doble de kilos exportados. La comunidad de Santa María lo sabe. Por eso, uno de sus líderes (y nuestro guía principal aquel día), Freddy Beyuma Piluy, afirma: “Lo que tenemos que hacer es cuidar nuestras parcelas, no dañarlas porque vivimos de la castaña, es nuestro tesoro, de acá, de nosotros. Si tumbamos un árbol quiere decir que nosotros no amamos a esta planta, mas debemos sembrar, debemos reforestar. De esta manera nos estamos beneficiando de la naturaleza.”

De izquierda a derecha y de arriba abajo: 1. Participantes del curso con algunos miembros de la Comunidad de Santa María. 2. Jimena Isabel Clavijo Velarde entrevistando a Freddy Beyuma Piluy sobre su manejo sostenible de su bosque. 3. Presentación durante el primer curso en Salud Planetaria en la UAB-JB. 4. Dr. Carlos Arturo Mariscal, de la UAB-JB, impartiendo un curso en Metodología de Investigación. Fotos: Shannon O'Brien.

Viviendo en solidaridad con el planeta

La visita a la comunidad fue la culminación de tres meses de sesiones teóricas que, junto con mi socio principal en el país, el investigador de la Amazonia boliviana Vincent Vos, habíamos dirigido con el fin de capacitar a profesores universitarios y profesionales locales en temas relacionados con la salud planetaria. Al reunir a coordinadores de programas, trabajadores de la salud y personas expertas en gestión forestal, el curso sirvió como plataforma para compartir y aprovechar los conocimientos y experiencias que los y las participantes ya poseían, y ampliar las competencias en el marco interseccional de la salud planetaria.

Un participante, Jaime Antonio Cortez Vallejo (ingeniero industrial e investigador del Instituto de Investigación Forestales de la Amazonía o iiFA), destaca la importancia del curso: “Es claro que tenemos que trabajar sobre lo que se llama los límites planetarios, que no debemos sobrepasarlos porque ya estaríamos entrando en un mundo irreversible tal cual lo conocemos.”

Mientras el consumo de productos animales aumenta…

Para otra participante, Jimena Isabel Clavijo Velarde (técnica en nutrición de Medicus Mundi Riberalta): “Para mí ha sido y es un curso muy importante. El hombre tiene que cuidar al planeta por qué es el único que tiene. Entonces tenemos que aprender a vivir en solidaridad con él, llevar una alimentación un poco más diversificada, moderar el consumo de alimentos animales, porque si aumenta el consumo de animales también aumenta la tala de árboles, se extiende la frontera agrícola y estamos contribuyendo a la deforestación.”

En 2024 Bolivia experimentó incendios forestales que van camino de convertirse en los más devastadores de su historia. Se estima que se habrían quemado hasta el 40% de los bosques del país. Casi todos estos incendios tendrían su origen en actividades humanas para despejar tierras para la ganadería y la agricultura

Por estas razones, para ISGlobal y MMMed es imperativo fortalecer capacidades en la Amazonia boliviana a través de programas como este de salud planetaria. Hoy en día, proteger la Amazonia es más importante que nunca: en 2024 Bolivia experimentó incendios forestales que van camino de convertirse en los más devastadores de su historia. Se estima que se habrían quemado hasta el 40% de los bosques del país. Casi todos estos incendios tendrían su origen en actividades humanas para despejar tierras para la ganadería y la agricultura.

Por lo tanto, ampliar la educación y la investigación sobre la salud planetaria en la Amazonia es una forma clave de apoyar a quienes más sufren los efectos de esta devastación y mejor posicionados están para combatirla. Jimena continúa: “Todo este conocimiento que hemos adquirido nos permite vislumbrar proyectos futuros e implementarlos mejor con más capacidades para poder incidir en políticas públicas”.

En resumen, debemos insistir en defender una de las ideas principales de la salud planetaria: que nuestras acciones no solo deben buscar beneficiar a la población humana actual, sino también estar alineadas con la protección del bienestar de las poblaciones humanas, vegetales y animales para las generaciones futuras.

Las semillas que plantamos hoy

Una escena lo ejemplificó muy bien durante nuestra visita a Santa María. Yolanda López Ochoa, médica de la Red de Salud 07 Riberalta, preguntó por qué no sembraban semillas.

-“Se puede hacer,” respondió Edward Flores Villanueva, técnico de iiFA. “Pero tardan mucho en crecer”.

-“Sí,” dijo Yolanda, “pero si ahorita se siembra, tus nietos pueden cosechar.”

Así es como debemos vivir ahora: pensando en cómo las “semillas” que “plantamos” hoy promueven la “cosecha” del mundo que queremos para nuestros nietos en el futuro.

 

Para más información

Cortometraje: https://youtu.be/b-wLtaUs7cI?si=q7DKd182eLYlcS4p

Webs: https://cursos-iifa.online/

https://saludplanetariabolivia.org/#/website/proyecto/fortalecimiento-docencia-e-investigacion-uab/16/pagina/100

https://donbenjamin.org/