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Nuevas evidencias sobre los beneficios de los espacios verdes en la infancia

08.11.2022
Alex Losada Ajtm Bcn
Foto: Àlex Losada / Ayuntamiento de Barcelona

[Este texto ha sido publicado originalmente en catalán en el boletín EspaiS@lut de la Diputación de Barcelona.]

 

2022 está siendo un año prolífico en cuanto a la publicación de estudios que aportan nuevas evidencias sobre los beneficios de la exposición a los espacios verdes en la infancia.

En febrero conocimos que los niños y niñas que viven en zonas con mayor contaminación atmosférica por partículas PM2,5 y con escasez de espacios verdes podrían tener hasta un 62% más de riesgo de desarrollar TDAH. Y que, por el contrario, las y los que viven en zonas más verdes y menos contaminadas tienen un 50% menos de riesgo de desarrollar el trastorno. Eran las conclusiones de un estudio hecho en Canadá con 37.000 niños y niñas, y publicado en la revista Environment International. Más concretamente, los resultados mostraron que un aumento del 12% en el porcentaje de vegetación alrededor del domicilio se asoció con una reducción del 10% en el riesgo de TDAH.

Los niños y niñas que viven en zonas con mayor contaminación atmosférica por partículas PM2,5 y con escasez de espacios verdes podrían tener hasta un 62% más de riesgo de desarrollar TDAH

Casi por las mismas fechas, un pequeño estudio llevado a cabo en Italia con más de 300 niños y niñas aportaba una conclusión reveladora: una mayor exposición a los espacios verdes en la infancia se asocia con niveles más bajos de estrés oxidativo. Y esto independientemente de la actividad física realizada. El estudio tuvo en cuenta los espacios verdes cerca de casa pero también los del entorno de la escuela de cada participante. Como indicador del estrés oxidativo cuantificó la presencia del compuesto isoprostano en la orina.

 

 

El estudio no se adentró en los posibles mecanismos que permitirían explicar el menor estrés oxidativo en los niños más expuesto al verde, pero la autora principal, la investigadora de ISGlobal Judith Garcia-Aymerich, aportaba dos hipótesis: que una mayor exposición a los espacios verdes dé lugar a un mayor desarrollo inmunitario, al facilitar el contacto con organismos que acostumbran a colonizar los entornos naturales; o bien, que el contacto con espacios verdes aumente la síntesis de vitamina D a través de la radiación ultravioleta del sol, puesto que la vitamina D actúa como un antioxidante que previene los efectos negativos del estrés oxidativo y la inflamación.

 

 

¿Espacios con árboles o extensiones de hierba?

Estos estudios se añaden a la literatura científica previa que ya ha mostrado que disponer de espacios verdes en el lugar de residencia tiene un efecto positivo en la salud, sobre todo porque mejoran la salud mental y promueven el ejercicio físico, lo cual reduce el riesgo de sobrepeso u obesidad. Aun así, existen muchos tipos de espacios verdes y no todos aportan necesariamente los mismos beneficios. Sobre esta cuestión, otro estudio publicado este año a Environment International ha aportado nuevos datos.

Esta investigación llevada a cabo en Canadá con más de 27.500 niños y niñas corroboró con datos que vivir en un entorno poblado de árboles se asocia con un mejor desarrollo en los primeros años de vida que vivir en un entorno en que la vegetación está presente en forma de hierba. Y también que también que ambas variedades de espacios verdes se asocian con mejores resultados en el desarrollo infantil que las zonas donde predomina el pavimento.

Vivir en un entorno poblado de árboles se asocia con un mejor desarrollo en los primeros años de vida que vivir en un entorno en que la vegetación está presente en forma de hierba

El estudio señalaba que los espacios verdes se relacionan con una mejor atención y memoria en la primera niñez, con mejores resultados académicos y con menos problemas emocionales y de comportamiento. El equipo de investigación resaltaba que todos los espacios verdes parecen favorecer la salud, pero las zonas pobladas de árboles podrían mitigar más la contaminación atmosférica, el ruido y el calor que los espacios verdes más abiertos, y también ayudar mejor a restablecerse de la fatiga mental y a dirigir la atención. Por su parte, las extensiones de césped podrían favorecer más las actividades de grupo y, por lo tanto, el bienestar social. Las superficies pavimentadas expondrían más al calor y a la contaminación atmosférica y acústica relacionada con el tráfico.

 

 

Crecer rodeado de verde ayuda a comportarse mejor

Por último, otro estudio publicado en Environment International se preguntaba qué diseños urbanos favorecen mejores comportamientos de salud en la infancia. Después de evaluar la exposición a 32 aspectos del entorno urbano de más de 1.500 niños y niñas de seis cohortes europeas, el equipo científico llegó a la conclusión que las zonas urbanas asociadas a mejores comportamientos de salud en la infancia son aquellas que cuentan con más espacios verdes y mayor densidad de edificios e instalaciones y, a la vez, las que tienen una menor densidad de población y no están atravesadas por ninguna carretera importante. En concreto, este trabajo sugirió que los niños y niñas que viven rodeados de más naturaleza realizan más actividad física, dedican menos tiempo a hábitos sedentarios, duermen más y van más al colegio andando o en bicicleta.

Las zonas urbanas asociadas a mejores comportamientos de salud en la infancia son aquellas que cuentan con más espacios verdes y mayor densidad de edificios e instalaciones

Se trata, en todos los casos, de trabajos científicos para tener en cuenta en el diseño y la planificación urbanos. Son estudios de la cosecha del 2022, pero en ningún caso serán los últimos. El trabajo científico sigue en marcha.