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Los médicos y médicas pueden asumir un papel relevante en la crisis climática

16.11.2021
Paola De Grenet
Foto: Paola de Grenet / Ayuntamiento de Barcelona - Hospital del Mar

Sabemos que la salud de los seres humanos está ligada a la del planeta y que todo lo que le ocurre a él nos afecta a nosotros. De ahí que la crisis climática amenace nuestra salud: aumenta una serie de riesgos e impactos, directos e indirectos, que ya están incidiendo en la cantidad de personas que enferman y mueren en el mundo.

Entender que la crisis climática es una crisis de salud es lo que, en gran medida, ha inspirado los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible 2030 (ODS) adoptados el 2015 en el marco de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

La crisis climática amenaza nuestra salud: aumenta una serie de riesgos e impactos, directos e indirectos, que ya están incidiendo en la cantidad de personas que enferman y mueren en el mundo

Ahora, la pandemia de COVID-19 ha puesto de manifiesto esta relación entre la salud humana y la salud plane­taria, porque la degradación ambiental fomenta las condiciones que favorecen la aparición de los virus. Las personas expertas avisan de que si queremos recuperarnos de la crisis provocada por la pandemia hemos de responder a la crisis del clima.

 

 

 

En esta lucha, ¿qué papel pueden asumir los médicos y médicas? Es lo que se preguntaron Josep Maria Antó, profesor de Investigación y exdirector científico de ISGlobal, médico del Parque de Salud Mar y profesor de la Universidad Pompeu Fabra (UPF); Mònica Botta, directora médica del Hospital de Granollers y vocal de la Junta del Colegio de Médicos de Barcelona (CoMB); y Antoni Trilla, jefe del servicio de Medicina Preventiva y Epidemiología del Hospital Clínic de Barcelona, profesor de la Facultad de Medicina y Ciencias de la Salud de la Universidad de Barcelona (UB) y vocal de la Junta del CoMB. Los tres redactaron el documento “La salud del planeta, nuestra salud. Compromiso de los médicos catalanes ante la emergencia climática y su impacto en la salud de las personas” (en catalán), publicado en septiembre de 2021 por el Consejo de Colegios de Médicos de Cataluña (CCMC) con la colaboración de ISGlobal.

 

 

Foto: Tri-Le / Pixabay

 

La degradación ambiental y el cambio climático afectan a nuestra salud

El documento recuerda un dato de la Organización Mundial de la Salud (OMS): entre 2030 y 2050 cada año tendrán lugar 250.000 muertes adi­cionales atribuibles a los efectos directos del cambio climático. Serán muertes provocadas sobre todo por malnutrición, malaria, diarreas y calor extremo.

El documento recuerda un dato de la Organización Mundial de la Salud (OMS): entre 2030 y 2050 cada año tendrán lugar 250.000 muertes adi­cionales atribuibles a los efectos directos del cambio climático. Serán muertes provocadas sobre todo por malnutrición, malaria, diarreas y calor extremo

Hay datos que ya prueban que el calentamiento global del planeta es fruto de la actividad humana, y que se debe sobre todo al uso de combustibles fósiles que generan gases de efecto invernadero. La Unión Europea se ha comprometido a reducir las emisiones en un 50% para el 2030. Pero los autores del documento son claros: no hay que despistarse, nos jugamos el futuro de las próximas generaciones y la propia supervivencia.

Existen, además, otros efectos negativos del comportamiento humano sobre el planeta, como la degradación de la atmósfera, de los océanos, del agua y de la tierra, así como la pérdida de biodiversidad. Esta degradación ambiental, que a veces es tan grave que ya resulta irreversible, también tiene efectos en la salud hu­mana, apunta el documento.

Los riesgos asociados a la degradación ambiental y a los efectos del cambio climático acostumbran a ser más profundos para las personas en situación de desventaja, sobre todo mujeres, niños y niñas y, aún más, personas en si­tuación de pobreza y que habitan en países de renta baja

Hay que tener en cuenta, por otro lado, que todos estos riesgos asociados a la degradación ambiental y a los efectos del cambio climático acostumbran a ser más profundos para las personas en situación de desventaja, sobre todo mujeres, niños y niñas y, aún más, personas en si­tuación de pobreza y que habitan en países de renta baja.

¿Cómo afecta la salud planetaria a nuestra salud? El documento del CCMC lo resume así:

  1. El aumento de las temperaturas incrementa las complicaciones respirato­rias, cardiovasculares y renales, e incluso hay estudios que muestran que tiene efectos en la salud mental de la población y en la repro­ducción. Hay que tener en cuenta que las olas de calor son cada vez más frecuentes.
  2. La contaminación atmosférica que genera la acción humana causa cada año, según la OMS, 7 millones de muertes, la mitad de las cuales atribuibles a las partículas pequeñas en suspen­sión (PM2,5). Estas partículas no solo provocan afectaciones respiratorias, sino que son capaces de atravesar los alveolos y pasar a la sangre. Diversos estudios muestran la rela­ción de la contaminación atmosférica con patologías cardiovasculares, cerebrovasculares, oncológicas y neurológicas, así como afectación en la capacidad cognitiva.
  3. La disminución de las precipitaciones y la subida del nivel del mar afectarán a la disponibilidad de agua dulce, y disponer de poca agua está relacionado con problemas de higiene y propagación de enfermedades, además de que dificulta la producción de alimentos. Por otro lado, en muchas regiones del planeta la calidad del agua ha empeorado por la con­taminación de sustancias químicas, pesticidas, metales pesados, residuos plásticos y microplásticos, entre otros.
  4. El in­cremento de sequías puede afectar gravemente a la agricultura y la ganadería, y traducirse en una menor disponibilidad de alimentos. La OMS pre­vé que el cambio climático provocará cada año 95.000 defun­ciones adicionales por desnutrición y malnutrición entre 2030 y 2050.

La suma y la interacción de todos estos factores hacen prever que millones de personas se verán forzadas a migrar para sobrevivir, sobre todo en las zonas tropicales y sub­tropicales del planeta, donde los efectos del cambio climático se esperan especialmente graves. Solo hay que pensar que, tal como recuerda la OMS, más de la mitad de la población mundial vive a menos de 60 kilómetros de la costa. La atención de las personas migrantes será un reto para los países receptores, espe­cialmente para los sistemas sanitarios, por les condiciones de pobreza y sus patologías asociadas, incluida la mental.

 

 

Nord de Darfur (Sudan). Foto: Albert González Farran / ONU

 

La respuesta de los médicos y médicas catalanes

El problema es, pues, global y requiere una respuesta in­mediata y con implicaciones globales. Los médicos y médicas, concluyen los autores, tienen una responsabilidad especial en esta lucha. En particular, los médicos catalanes se sienten comprometidos con la necesidad de dar una respuesta a la amenaza que el calentamiento global y la alteración de los sis­temas naturales implica para la salud y el bienestar de las personas. Pueden prevenir sus efectos, y mitigar y adaptarse a aquellos impactos que a estas alturas ya son inevitables.

Los médicos catalanes se sienten comprometidos con la necesidad de dar una respuesta a la amenaza que el calentamiento global y la alteración de los sis­temas naturales implica para la salud y el bienestar de las personas

De ahí que el Consejo de Colegios de Médicos de Cataluña (CCMC) haya publicado este documento en que expre­sa públicamente su compromiso para impulsar y apoyar acciones que sitúen a la salud global y la lucha contra la emergencia climática como una prioridad de salud pública.

En este documento el CCMC manifiesta que:

  • Es momento de redefinir qué entendemos por salud y de reconocer que la salud humana es inseparable de la salud de los recursos naturales del planeta.
  • Hay que reforzar la formación de los médicos y médicas en temas relacionados con la salud global y con los efectos de la crisis climática en la salud pública e individual.
  • Los médicos y médicas son los principales referentes de salud de los ciudadanos y, como tales, tienen la responsabilidad de contribuir a educar la ciudadanía en buenos hábitos, tanto de cuidado de la propia salud como de cuidado del planeta.
  • La misión principal del personal médico es proteger la salud y, por lo tanto, ins­tan a los gobiernos, las diferentes administraciones y los organismos internacionales a comenzar a legislar, a llegar a acuerdos y a tomar medidas de manera inmediata para contribuir a frenar el cambio climático y a alejarnos de la situación de emergencia.
  • El hecho de ser referentes de salud les ofrece la oportunidad de convertirse en un modelo ante la sociedad civil (ciudadanía, empresas, entidades, etc.) si reducen y monitorean las emisiones y la huella ecológica.
  • Los efectos de la crisis climática obligan a adecuar las infraestructuras y los recursos sanitarios a nuevas necesidades y situaciones de emergencia. Deberán tratar más pacientes con enfermedades hasta ahora poco frecuentes y poco conocidas, dar respuesta a brotes epidémicos y atender a más personas migrantes llegadas en condiciones muy precarias, por ejemplo. Los sistemas sa­nitarios públicos, actualmente ya muy tensionados, deberán prepa­rarse para ello. Y hará falta, además, diseñar nuevas estrategias de salud pública.
  • Los médicos y las médicas han de velar por garantizar el derecho a la salud de las personas y las poblaciones más desfavorecidas, ya que son más vulnerables a los efectos del cambio climático en la salud y ya que, además, las desigualdades sociales se verán acentuadas.
  • Es imprescindible apoyar y apostar por la investigación, con el fin de dimensionar los riesgos y de encontrar solu­ciones globales a las nuevas necesidades de salud, así como respues­tas a situaciones de emergencia, que a menudo requerirán que se comparta el conocimiento.
  • Los médicos y médicas pueden liderar desde los centros sa­nitarios la promoción de políticas de reducción de emisiones de gases con efecto invernadero y de generación de otros residuos, así como impulsar cambios hacia prácticas menos contaminantes.
  • Como prescriptores, los médicos y médicas tienen el deber de promover y velar por el consumo responsable de los recursos sanita­rios y los fármacos. Ante un escenario en que se prevé el incremento de las enfermedades infecciosas, es especialmente necesario reducir el uso inadecuado de los antibióticos con el doble beneficio de luchar contra la aparición de nuevas resistencias y de reducir el impacto negativo en el me­dio ambiente.

Los médicos y las médicas, las organizaciones médicas y las sanitarias desempeñan, pues, un papel fundamental en la protección de la salud de las personas ante los efectos de la emergencia climática. Es la razón por la que el documento del CCMC acaba con una llamada a colaborar y establecer alianzas de manera global para afrontar una crisis que también es global. Es el momento de actuar.