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El rol de las horas de las comidas en el sistema circadiano y su relación con el riesgo de cáncer

21.9.2021
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Foto: Fallon Michael / Unsplash

Los ritmos circadianos, del latín “alrededor de un día”, son ciclos de 24 horas que permiten al cuerpo anticiparse y adaptarse a los cambios externos diarios. Están coordinados por el reloj circadiano. En las personas, este reloj circadiano se encarga de regular diversas actividades, entre las cuales el sueño, el movimiento, la temperatura corporal, la secreción hormonal, la regulación inmunitaria y el ciclo celular.

El sistema está regulado por un reloj central situado en el cerebro y varios relojes periféricos ubicados en otros tejidos. El ciclo de luz/oscuridad detectado por los ojos se encarga de sincronizar el reloj central, pero las horas de las comidas desempeñan un papel fundamental en el reajuste de los relojes periféricos de los músculos, el hígado, el páncreas y el tejido adiposo.

 

 Regulación del sistema circadiano por la exposición a la luz y a los horarios de las comidas.

Flanagan A, Bechtold DA, Pot GK, Johnston JD. Chrono-nutrition: From molecular and neuronal mechanisms to human epidemiology and  timed feeding patterns. J Neurochem. England; 2021;157:53–72.

 

La cronodisrupción consiste en la alteración de los ritmos circadianos como consecuencia de un desajuste entre el reloj interno y unas entradas (inputs) externas a destiempo. Dada la extensa implicación del reloj circadiano en los procesos biológicos, resulta intuitivo pensar que la cronodisrupción pueda tener consecuencias negativas para la salud humana. Se ha sugerido que la alteración del ritmo circadiano puede provocar transformación celular, proliferación y tumorigénesis. La Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer (IARC) clasificó el trabajo por turnos con alteración del ritmo circadiano como probablemente carcinogénico para las personas en cánceres de mama, próstata y colon.

Se ha sugerido que la alteración del ritmo circadiano puede provocar transformación celular, proliferación y tumorigénesis

A lo largo de las últimas décadas, se ha prestado mucha atención a la exposición nocturna a la luz artificial como fuente principal de cronodisrupción. La principal hipótesis que vincula la exposición nocturna a la luz con un aumento del riesgo de cáncer implica una menor producción de melatonina, que actúa como señal interna ante la oscuridad y es una molécula con potencial anticancerígeno. Sin embargo, se sabe menos del papel que tienen las horas de las comidas en la regulación circadiana.

Entre los años 2008 y 2013, en España se llevó a cabo el estudio multicaso-control MCC-Spain, coordinado por Manolis Kogevinas y Marina Pollan, para evaluar factores etiológicos de los cánceres más habituales en España. En este estudio poblacional, los participantes respondieron un cuestionario general que incluía información sobre factores sociodemográficos, de estilo de vida y de antecedentes clínicos y familiares. Los participantes también respondieron un cuestionario circadiano, que incluía preguntas sobre las horas de las comidas, los turnos de trabajo y los patrones de sueño.

 

Lux Graves / Unsplash

 

En el año 2018, un artículo publicado por Manolis Kogevinas y sus colaboradores mostró que el hecho de cenar pronto y de disponer de un intervalo de tiempo más largo entre cenar e irse a dormir se asociaba a una reducción del riesgo de sufrir cáncer de próstata y de mama.

En el año 2018, un artículo publicado por Manolis Kogevinas y sus colaboradores mostró que el hecho de cenar pronto y de disponer de un intervalo de tiempo más largo entre cenar e irse a dormir se asociaba a una reducción del riesgo de sufrir cáncer de próstata y de mama

Después de que se popularizaran los regímenes de ayuno nocturno prolongado y de que algunas publicaciones sugirieran un vínculo protector con la salud metabólica, examinamos la relación entre la duración del ayuno nocturno y el riesgo de cáncer de próstata. En este artículo, publicado recientemente en la revista Nutrients, analizamos si la ventana de tiempo de dicho periodo de ayuno (desayunar pronto por la mañana versus prolongar el ayuno saltándose el desayuno o retrasándolo) resulta importante.

Analizamos los datos de 607 casos de cáncer de próstata y de 848 controles poblacionales del estudio MCC. Calculamos el ayuno nocturno como el periodo de tiempo entre el último episodio de ingesta de alimentos (teniendo en cuenta cualquier refrigerio tomado después de cenar) y el desayuno del día siguiente. En las personas que afirmaron no desayunar, consideramos la comida del mediodía como el concepto genérico del momento en que se rompía el ayuno nocturno.

Nuestros resultados mostraron que un ayuno de más de 11 horas por la noche (la duración mediana en los controles) se asociaba con una leve reducción del riesgo de cáncer de próstata, en particular en un 8%. Después de realizar ajustes en función del momento del desayuno, se detectó una asociación más estrecha, y el riesgo se redujo en un 23%, lo que demostró que la hora del desayuno era un factor importante en dicha asociación. En efecto, en un modelo que combinó la duración del ayuno nocturno y el momento del desayuno, observamos que el comportamiento nutricional vinculado a un menor riesgo de cáncer de próstata incluía hacer un largo ayuno nocturno y desayunar temprano (8:30h o antes). Estos resultados, que deben interpretarse con precaución, se mantuvieron incluso después de tener en cuenta factores como la calidad de la dieta y el consumo de alcohol o de tabaco.

Aunque se necesitan más estudios, un periodo prolongado de ayuno nocturno podría estar vinculado a un menor riesgo de cáncer de próstata si este periodo de ayuno se rompe temprano por la mañana

Además de los resultados previos obtenidos en el estudio MCC sobre el momento de la cena y el intervalo de tiempo transcurrido entre cenar e irse a dormir, estos hallazgos muestran la importancia de alinear las horas de las comidas con los ritmos circadianos. Aunque se necesitan más estudios para confirmar dicha asociación, estos resultados indican que un periodo prolongado de ayuno nocturno podría estar vinculado a un menor riesgo de cáncer de próstata si este periodo de ayuno se rompe temprano por la mañana. Ambas investigaciones subrayan la importancia de las horas de las comidas en la regulación del sistema circadiano y en la investigación sobre el cáncer.

Más información:

Palomar-Cros A, Espinosa A, Straif K, Pérez-Gómez B, Papantoniou K, Gómez-Acebo I, Molina-Barceló A, Olmedo-Requena R, Alguacil J, Fernández-Tardón G, Casabonne D, Aragonés N, Castaño-Vinyals G, Pollán M, Romaguera D, Kogevinas M. The Association of Nighttime Fasting Duration and Prostate Cancer Risk: Results from the Multicase-Control (MCC) Study in Spain. Nutrients. 2021 Jul 30;13(8):2662. doi: 10.3390/nu13082662. PMID: 34444822; PMCID: PMC8399976.