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"La enfermedad de Chagas ha supuesto un reto importante para la sanidad española"

26.8.2014
Joaquim Gascon es Jefe de Sección de Medicina Tropical del Hospital Clínic de Barcelona, director de la Iniciativa de Chagas de ISGlobal y coordinador de NHEPACHA (Red Iberoamericana para el Desarrollo de Nuevas Herramientas para Pacientes con Enfermedad de Chagas).
 
Entrevista realizada por HBakkali.
 
¿Cómo actúa la enfermedad de Chagas?
Se trata de una patología que en el estadio agudo, después de que la persona se haya infectado, provoca una enfermedad febril que en muchas ocasiones pasa desapercibida, con lo cual el paciente no se trata en esta fase. En esta fase sólo un pequeño porcentage de afectados tiene complicaciones. El parásito persiste en el organismo de la persona y esto hace que la enfermedad se convierta en crónica. En esta fase crónica, y al cabo de muchos años de que la persona se haya infectado, puede haber complicaciones que hagan que el parásito afecte al corazón, al sistema digestivo o a ambos. Es entonces cuando las personas pueden tener problemas de salud.

"Aún queda mucho trabajo por hacer para controlar la transmisión vertical de la enfermedad de Chagas"

¿Cómo se adquiere?
Se trata de una enfermedad que además de adquirirse a través de la picadura de una chinche, también puede transmitirse de madre a hijo si la madre está infectada. También es posible su transmisión a través de transfusiones de sangre y a través de trasplantes de órganos. Asimismo, es posible su transmisión oral, cuando una persona consume alguna bebida que ha estado infectada por una chinche. De hecho, cada vez hay más reportes de transmisiones orales.
 
¿Es una enfermedad de difícil abordaje?
Es una enfermedad compleja que precisa de un buen sistema de salud y una buena coordinación entre diversos estamentos para poderla controlar. En prácticamente todos los países de América Latina y en España, existen buenos mecanismos de control en los bancos de sangre, al igual que en los temas de trasplante. También ha habido buenos programas de control vectorial (de las chinches) en Sudamerica. En cambio, en la transmisión vertical (de madre a hijo) aún queda mucho trabajo por hacer, ya que no siempre está bien controlada en todos los países. Este es un reto importante a la hora de afrontar la enfermedad, no solo en los países endémicos, sino también en los países que hemos recibido inmigración afectada por esta dolencia.
 
Actualmente, ¿cuál es su incidencia?
La incidencia es difícil de concretar puesto que muchos de los nuevos casos que se dan pasan totalmente inadvertidos. Cada vez más se detectan casos de transmisión oral de la enfermedad, a través de bebidas que han sido contaminadas por las chinches. A través de estos brotes epidémicos si que sabemos el número de afectados que van surgiendo, pero no podemos concluir la incidencia mundial real.
 
¿A cuánta población afecta?
Se calcula que entre 8-10 millones de personas. Aunque hay zonas en las que no sabemos cuántos afectados puede haber, lo que podría hacer aumentar las cifras.
 
¿Qué ha supuesto la enfermedad de Chagas para la sanidad española?
Esto ha supuesto un reto importante. Se calcula que en España hay entre 50.000 y 70.000 personas afectadas. En España no tenemos la chinche que causa esta enfermedad, por lo tanto, no es un problema de control de las chinches, pero si que ha habido que poner controles en los bancos de sangre, en los bancos de tejidos, en temas de trasplantes, y en el control de la transmisión vertical de madres a hijos. En España, la transmisión de madre a hijo sigue siendo un reto, puesto que actualmente solo hay tres zonas (Cataluña, Galicia y Valencia) donde se tiene un programa oficial de control, pero en el resto de España no existe este programa, aunque si existen hospitales que por su cuenta lo realizan. También supone un reto el hecho del conocimiento de la enfermedad. En España los profesionales de la salud no sabíamos nada de Chagas y hemos tenido que hacer un "cursillo acelerado" de conocimiento de esta enfermedad para saber cómo detectarla, cómo atender a los pacientes, etc. Hemos tenido que poner al día los protocolos, los tratamientos, etc. Ha sido un reto, pero también un aprendizaje enriquecedor. El hecho de tener que enfrentar a esta circunstancia, ha posibilitado la creación de grupos de investigación en la enfermedad de Chagas, fomentando una muy buena colaboración con grupos de América Latina, Estados Unidos, etc., que está dando sus frutos. También ha supuesto una globalización de la patología, y este es posiblemente uno de los motivos por los cuales ahora se hable más de la enfermedad de Chagas.
 
Desde el momento de la infección original hasta el diagnóstico, ¿cuánto tiempo puede pasar?
Pueden pasar años, esto es lo normal. Aunque siempre hay excepciones. Donde existe un buen programa de control de la transmisión vertical, cuando una mujer embarazada que tiene la enfermedad de Chagas da a luz, inmediatamente se le hacen las pruebas pertinentes al bebé. En el momento que da positivo, el tratamiento es inmediato. En las zonas donde no hay programa de control vertical o zonas rurales donde no existen medios diagnósticos, pueden pasar desde 20 hasta 40 años antes de un buen diagnóstico.
 
Con un diagnóstico temprano, ¿se responde bien al tratamiento?
Si. De hecho la medicación es mucho más eficaz en la fase aguda que en la fase crónica. Por lo tanto, el diagnóstico precoz de la enfermedad de Chagas es un tema esencial. Poder diagnosticar a las personas durante su fase aguda es lo óptimo.
 
¿Qué pruebas diagnósticas son las más habituales en la fase aguda?
En la fase aguda de la enfermedad, los métodos diagnósticos son los métodos parasitológicos, a través de los cuales podemos ver directamente el parásito en el microscopio. Actualmente, además tenemos pruebas de biología molecular, con las cuales no vemos el parásito pero si detectamos el ADN del parásito.
 
¿Y en la fase crónica?
En esta fase, los métodos parasitológicos no son muy útiles porque el parásito ya está en los tejidos, y circula poco en sangre periférica. El método que se usa es la serología, es decir, medir los anticuerpos, las defensas que el organismo ha creado contra el parásito para tenerlo más o menos bajo control.
 
Desde el punto de vista del abordaje terapéutico, ¿con qué tratamientos se cuenta?
Tenemos dos medicamentos y son fármacos de los años 60. Se trata del benznidazol y del nifurtimox. Son medicamentos antiguos que, hoy en día, sabemos que van bien, pero que tienen muchos efectos adversos. Uno de los retos es encontrar medicamentos que vayan incluso mejor que éstos y que tengan menos efectos adversos.
 
¿De qué efectos adversos hablamos?
Lesiones cutáneas, picores. En ocasiones, náuseas, vómitos, problemas del sistema nervioso periférico, etc.
 
A nivel de prevención, ¿en qué aspectos se debe insistir?
En la prevención en los bancos de sangre. En mejorar los controles a nivel de transmisión vertical (de madre a hijo), donde no hay buenos controles. Se están haciendo controles muy interesantes a nivel entomológico, es decir, en la erradicación de las chinches de las casa afectadas. Ha habido muchos programas en este sentido muy exitosos que han logrado disminuir de manera significativa el número de hogares infectados. Pero esto requiere una persistencia en el tiempo, puesto que si no se mantiene el control hay riesgo de que las chinches vuelvan a infectar de nuevo al cabo de un cierto tiempo. Hay que tener en cuenta que estas chinches viven en las casa, pero también en la naturaleza, por lo tanto, erradicarlas es muy difícil. Otra medida importante seria aumentar el nivel de vida de las personas, que tuvieran hogares con mejores condiciones que previnieran de las picaduras de las chinches. Otro aspecto a tener en cuenta es que los animales domésticos también favorecen la aparición de las chinches. Atender a todos estos aspectos serían los métodos de control de la enfermedad de Chagas, siempre atendiendo a la mejora del nivel de vida de los individuos.
 
Esta entrevista fue publicada originalmente en Iberoamérica Divulga.