Informe Mundial sobre la Tuberculosis 2023: un atisbo de esperanza

Dos buenas noticias del Informe Mundial de Tuberculosis 2023: se está revirtiendo el impacto de la COVID-19 y se presta atención a la TB en prisiones.

El 7 de noviembre de 2023, la Organización Mundial de la Salud (OMS) presentó su Informe Mundial sobre la Tuberculosis para dar a conocer el estado de la tuberculosis (TB) a escala mundial, su progreso y sus principales retos. Se considera que es el documento más completo que existe sobre estimaciones de carga de la enfermedad. En 2022, recopiló los datos de los Ministerios de Sanidad de 19 países que representan más del 99 % de la población mundial y de la carga de TB.

El informe de 2023 nos trae dos noticias positivas: por fin estamos revirtiendo el efecto negativo de la pandemia de COVID-19 y la TB en las prisiones está en el punto de mira.

Un atisbo de esperanza

Tras las alteraciones causadas por la pandemia de COVID-19, podemos vislumbrar un atisbo de esperanza en la lucha contra la tuberculosis. El informe indica que 7,5 millones de personas fueron diagnosticadas de TB en 2022, lo que la convierte en la cifra más alta registrada desde que la OMS comenzó a realizar un seguimiento global de la TB en 1995. Aunque esta cifra probablemente incluye un retraso considerable en el número de personas que desarrollaron TB en los años anteriores, demuestra que los países de todo el mundo están recuperando el acceso a los servicios sanitarios y a su prestación. Un claro ejemplo es el de la India, Indonesia y las Filipinas, que en conjunto representan más del 60 % de las reducciones globales en el número de personas recién diagnosticadas de TB en 2020 y 2021. Todas ellas recuperaron en 2022 los niveles previos a 2019.

Resulta alentador que el número global de muertes por TB disminuyera por primera vez en dos años y, el 22 de septiembre de 2023, en la segunda reunión de alto nivel de las Naciones Unidas (ONU) sobre la lucha contra la tuberculosis, los líderes mundiales adoptaron una declaración política con compromisos para movilizar la financiación necesaria y sostenible para erradicar la TB y aumentar el acceso equitativo a la prevención, las pruebas, el tratamiento y la asistencia sanitaria.

Fuente: OMS.

Como afirmó el Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la OMS: «Durante milenios, nuestros antecesores sufrieron y murieron de tuberculosis, sin saber qué era, qué la causaba o cómo detenerla. A día de hoy, disponemos de conocimientos y herramientas con los que aquellos antecesores tan solo podrían haber soñado. Tenemos compromiso político y tenemos una oportunidad que no ha tenido ninguna generación en la historia de la humanidad: la oportunidad de escribir el capítulo final de la historia de la TB».

Sin embargo, los esfuerzos globales para eliminar la TB siguen siendo insuficientes si queremos erradicarla. La TB fue la segunda enfermedad infecciosa más mortal en todo el mundo, responsable de 1,3 millones de muertes tan solo en 2022. La mortalidad por TB afecta de forma desproporcionada a las personas que viven en las condiciones más vulnerables, que resultan las más afectadas por la enfermedad, lo que contribuye a un ciclo de salud precaria y pobreza.

No dejemos a nadie atrás: la tuberculosis en las prisiones

En el contexto de la tuberculosis, hay un grupo concreto que corre un alto riesgo de desarrollar esta enfermedad y obtener peores resultados terapéuticos que la población general: las personas privadas de su libertad. El hacinamiento, el confinamiento en espacios cerrados y mal ventilados, la nutrición inadecuada, la asistencia sanitaria deficiente y la prevalencia de otros factores de riesgo para desarrollar TB, como la infección por VIH, el consumo de alcohol y el tabaquismo, son elementos que contribuyen a tasas superiores de tuberculosis en las prisiones.

A menudo, este problema no recibe la atención que merece, pero los números hablan por sí solos: la carga de TB en las prisiones as aproximadamente 10 veces superior a la carga de la población general.

Teniendo en mente estas cifras, es una decisión aplaudida que el Informe Mundial sobre la Tuberculosis 2023 cuente con una sección dedicada a la TB en las prisiones entre sus temas destacados. El personal investigador de ISGlobal y otras instituciones ha participado en varias publicaciones sobre la carga de esta enfermedad en las prisiones de países latinoamericanos, solicitando mayor visibilidad a la OMS para este grupo vulnerable concreto.

Con suerte, esto ayudara a concienciar sobre un problema de salud pública a menudo olvidado. En línea con el compromiso de la ONU para «no dejar a nadie atrás», esta epidemia no terminará hasta que cuidemos la salud y los derechos humanos de todos los sectores de la población.

Terminemos juntos con la TB

La erradicación de la tuberculosis es posible, pero solo con esfuerzos colectivos, los mismos que han salvado unos 75 millones de vidas desde el año 2000 según las estimaciones. Para que la tuberculosis pase a ser una enfermedad del pasado, será necesaria la implicación de las comunidades y un aumento significativo en la financiación para desarrollar nuevos tratamientos y vacunas.

No hemos alcanzado los objetivos globales establecidos en la primera reunión de alto nivel de la ONU sobre la TB para el periodo 2018-2022. El año pasado, los servicios de diagnóstico, tratamiento y prevención solo dispusieron de 5800 millones de USD, y la inversión en investigación de la TB se situó en un promedio de menos de 1000 millones de USD al año.

Pero todavía estamos a tiempo de lograr los nuevos y ambiciosos objetivos de financiación acordados en la segunda reunión de alto nivel de la ONU sobre la TB. Si nos proponemos firmemente terminar con la tuberculosis, necesitaremos 22 000 millones de USD al año en 2027 para servicios de diagnóstico, tratamiento y prevención de la TB, y 5000 millones de USD al año en 2027 para inversión en la investigación de la TB.

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