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Soñar más allá de los horizontes: la odisea de una joven científica

09.2.2024
Karen Gonçalves
Foto: Canva

A los ocho años, Karen Gonçalves tuvo un sueño en su modesto barrio de Río de Janeiro. A los 15 fue seleccionada para un programa de jóvenes talentos científicos. Conoce su historia.

 

La invitación a escribir este texto para celebrar el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia me ha cogido por sorpresa. Me he pasado varios días pensando en cómo enfocarlo para que resulte genuinamente inspirador sin parecer egocéntrico. He optado por un tono más informal, un intento de entablar una conversación con quienes estáis dedicando un momento precioso de vuestros ajetreados días a leer un poco de mi historia. He decidido explorar temas como los sueños y la inspiración.

Una niña de Río de Janeiro tiene un sueño

A los ocho años tuve un sueño peculiar: llevaba una bata blanca de laboratorio, trabajaba en un laboratorio, rodeada de estudiantes mientras escribía una fórmula matemática en una pizarra. El sueño era extraño porque, en aquel momento, no tenía ni idea de la profesión que representaba. ¿Me convertiría en una médica, en una bióloga, una matemática, una física? Era un gran interrogante en mi mente infantil. Este sueño parecía lejano para una brasileña nacida y criada en un modesto barrio de Río de Janeiro. Las oportunidades eran diferentes según el lugar del mundo en el que vivieras, y algunos caminos eran más difíciles.

Primer artículo siendo adolescente

Sin embargo, la vida guarda sorpresas para quienes tienen sueños. A los 15 años me seleccionaron para participar en un programa que buscaba a jóvenes talentos científicos. Me encontré en la Fundación Oswaldo Cruz (FIOCRUZ), uno de los mayores centros de investigación de Brasil. Publiqué mi primer artículo siendo una adolescente, viajé a la primera conferencia antes de la universidad y presenté mi primer póster, temblando y tartamudeando, envuelta en la timidez de una niña aún no consciente de lo que le esperaba. Desde muy pronto se abrió ante mí un mundo de posibilidades.

 


 

Personas que despiertan nuestro potencial profesional

Empecé mi carrera como entomóloga, estudiando la taxonomía de los insectos, entre ellos el Aedes aegypti, muy conocido en Brasil por los casos de dengue. Mi primera supervisora fue una mujer, una bióloga recién licenciada en Alemania. Aquello fue crucial. Su paciencia, su ánimo para no rendirme ante los retos y su énfasis en la lectura para mejorar los textos fueron fundamentales para mi andadura en la ciencia.

Mi recorrido académico es extenso, y soy consciente de que un lector apresurado podría no tener la paciencia de seguir todos los pasos de mi camino: máster, doctorado en Suiza, experiencia como madre soltera, proyectos, premios, consultorías, códigos, algoritmos, cálculos, la transición a la docencia, algunos estudiantes, y la experiencia como investigadora visitante en Granada durante la pandemia. No pretendo centrar el texto en mi persona, sino hacer hincapié en el reconocimiento y la inspiración de personas que despiertan nuestro potencial profesional. Este potencial a veces necesita ser advertido, bien porque no hemos aprendido a verlo, bien porque surgen obstáculos a lo largo del recorrido académico.

Mujeres inspiradoras

La pregunta central es: ¿Sería yo Karen, epidemióloga y científica de datos, si no hubiera conocido a mujeres inspiradoras como Maria Conceição Messias, Sandra Hacon, Maria José Sánchez y Paula Petrone? Este texto es un sincero agradecimiento a todas las mujeres que se cruzaron en mi camino y no he mencionado aquí. La representatividad marca la diferencia.

En cuanto a mi futuro en la ciencia, todavía me estoy aventurando en territorios inexplorados. No obstante, la perspectiva de inspirar, aprender y soñar junto a mujeres resilientes y empoderadas seguirá siendo mi fuente inagotable de motivación.