Las condiciones climáticas contribuyeron a las pandemias de cólera de los siglos XIX y XX
El análisis de datos históricos de India y Bangladesh sugiere que las anomalías climáticas favorecieron el reemplazo y la propagación de cepas emergentes de cólera, relevante hoy ante el aumento de fenómenos meteorológicos extremos como consecuencia del calentamiento global
02.08.2024La combinación de la evolución de los patógenos y las anomalías climáticas, como las que se producen durante los fenómenos de El Niño, contribuyeron significativamente a la propagación del cólera. La investigación, liderada por el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), centro impulsado por la Fundación ”la Caixa”, pone de manifiesto el papel sinérgico de los cambios climáticos y de los patógenos en la aparición y propagación de enfermedades infecciosas.
Durante el siglo XIX, el cólera se extendió por todo el mundo desde su reservorio original en el delta del Ganges, en la India. Seis pandemias posteriores han matado a millones de personas en todos los continentes. La actual (séptima) pandemia comenzó en el sur de Asia en 1961, llegó a África en 1971 y a América en 1991. Desde 2022, el número de casos de cólera ha aumentado considerablemente en muchos países, sobre todo en lugares con malas condiciones socioeconómicas.
El origen y propagación de las distintas pandemias de cólera ha sido objeto de debate. Los científicos sospechan, desde hace tiempo, que los cambios genéticos en la bacteria podrían haber originado y propagado las distintas pandemias. Por ejemplo, durante la séptima pandemia, la cepa dominante (“Clásica”) fue sustituyéndose gradualmente por otra cepa (“El Tor”), contra la que la gente tenía menos inmunidad. Sin embargo, Xavier Rodó, investigador ICREA en ISGlobal, y sus colegas sospechaban que las condiciones climáticas también podían desempeñar un papel al facilitar la propagación regional de la cepa emergente una vez que llegaba a una nueva zona.
Regresar en el tiempo
Utilizando registros históricos, Rodó y su equipo examinaron los vínculos entre los patrones climáticos y las muertes por cólera en diferentes provincias de la antigua India británica durante la sexta pandemia de cólera (1899-1923). Compararon estos resultados con los de la séptima pandemia y la breve aparición de una nueva cepa de cólera en Bangladesh. Utilizaron métodos estadísticos avanzados para estudiar cómo estaban conectados los brotes en distintas regiones y cómo se relacionaban con los cambios de temperatura y precipitaciones, sobre todo durante fenómenos como El Niño, que provoca importantes fluctuaciones climáticas y condiciones meteorológicas extremas.
Uno de los hallazgos más sorprendentes fue la sincronización de los brotes de cólera en la región de Bengala, señal de una nueva cepa de cólera para la que la población carecía de inmunidad. Esto fue acompañado por un fenómeno de El Niño entre 1904 y 1907. Al parecer, las condiciones meteorológicas anómalas, similares a las observadas a finales del siglo XX durante las expansiones del cólera en África y Sudamérica, desempeñaron un papel crucial a la hora de ayudar a la nueva cepa a superar a la anterior. En concreto, las lluvias inusuales de 1904-05, que fueron de las más extremas de las que se tiene constancia, parecieron proporcionar las condiciones perfectas para que la nueva cepa de cólera prosperara y se propagara.
“Nuestros hallazgos indican que los cambios genéticos en la cepa de cólera dominante, combinados con unas condiciones climáticas inusuales, condujeron a la aparición y propagación de la sexta pandemia”, afirma Rodó. “Sin embargo, la facilitación del clima no siempre conduce a la sustitución de una nueva cepa, a menos que las nuevas cepas ya se estén diseminando en el medio ambiente y puedan tomar el relevo. Hemos visto cómo incluso las mayores anomalías climáticas del pasado reciente no siempre han ido acompañadas de nuevas cepas que sustituyan a las anteriores. Estos resultados ponen de relieve la dinámica no lineal de tales relaciones y la necesidad de una acción conjunta de ambos factores en la misma dirección”, explica. Los hallazgos también subrayan el papel de las condiciones ambientales a la hora de generar oportunidades para la propagación de nuevas variantes o nuevos patógenos.
“Necesitamos comprender y predecir mejor la dinámica de los patógenos sensibles al clima, como los transmitidos por el agua o los vectores”, añade Rodó. Esta comprensión es especialmente importante para prevenir y mitigar futuras pandemias, ya que nos enfrentamos a una creciente variabilidad y extremos climáticos como consecuencia del calentamiento global.
“La variación de las condiciones climáticas o el cambio evolutivo de un patógeno pueden ser importantes impulsores de grandes epidemias. Pero estos dos factores suelen considerarse por separado en los estudios que tratan de explicar la aparición de brotes inusualmente grandes. Aquí presentamos pruebas indirectas de que ambos pueden actuar conjuntamente para explicar de forma sinérgica el establecimiento y la transmisión generalizada de una nueva cepa”, afirma Mercedes Pascual, autora principal del estudio e investigadora de la Universidad de Nueva York.
Referencia
Rodó X, Bouma MJ, Rodriguez Arias MA, et al. Strain variation and anomalous climate synergistically influence cholera pandemics. Plos NTD. 2024.